gasteiz - La apuesta de EH Bildu por dar un balón de oxígeno a Pedro Sánchez en los estertores de la legislatura les está complicando a los soberanistas su tarea de oposición en Euskadi, endurecida desde que se rompieron las negociaciones para aprobar el Presupuesto del Gobierno Vasco. Ayer el parlamentario independentista Iker Casanova salió a la tribuna del Parlamento para afear al lehendakari su gestión de crisis como las de La Naval, la enseñanza concertada o la atención primaria en Osakidetza, y Urkullu le replicó reprochando que la falta de apoyos de EH Bildu al Gobierno de Euskadi haya tenido como contrapunto el voto “gratis” a los decretos del Ejecutivo de Sánchez.

Urkullu subrayó que la comunidad autónoma vasca es “el país de nuestro entorno que más invierte y mejor asistencia sanitaria ofrece, que más ayuda a quien más lo necesita con la renta de garantía de ingresos, que tiene más ayudas de acceso a la vivienda, donde crecen las becas educativas y la formación dual, que invierte más en zonas desfavorecidas, donde hemos comprometido una estrategia contra la brecha salarial, ofrecemos más ofertas públicas de empleo y crecen las ayudas a las familias y conciliación”.

Todo ello, señaló, gracias a un “esfuerzo colectivo” que “no ha contado ningún año con el respaldo de EH Bildu”, formación que sí ha otorgado su imprescindible apoyo a Sánchez. “Este miércoles ustedes han sido los primeros en aprobar los seis decretos ley que el Gobierno español ha presentado en el Parlamento español a cambio de nada, sin conseguir nada. Allí sí, aquí no; nadie lo entiende, señor Casanova”, señaló Urkullu, que recurrió al conocido proverbió euskaldun, “Kalean uso, etxean otso”.

Según el lehendakari, EH Bildu “reorienta” las preguntas de los plenos de control, en este caso sobre las condiciones de vida de la ciudadanía vasca, “para llevarlo a su terreno” y presentar una situación “apocalíptica” de Euskadi “contrapuesta a la real”.

El parlamentario de EH Bildu, por su parte, criticaba que PNV, PSE y PP hayan conformado “una pinza conservadora”. “Dejen esa pinza, póngase al lado de los derechos de la mayoría de este país, pónganse de una forma activa a reconstruir derechos y dejen de ser una pinza, una pinza de freno para los derechos, para los salarios y para la mejora del mercado laboral”, le emplazaba. “A ustedes -añadió- les pasa que ni hacen ni dejan hacer”.

cicatrices En el Gobierno Vasco y en el PNV ha dolido, no tanto la decisión de EH Bildu de buscar influencia en el Congreso, forjando una alianza con ERC y presentándose como los artífices de la aprobación de los decretos sociales de Sánchez, como la ausencia de dichos apoyos en Euskadi. Tras un otoño de intensos contactos, el Gobierno Vasco y los soberanistas no llegaron a un acuerdo sobre los Presupuestos cuando estaba a punto de sonar la campana y las posiciones se habían acercado al máximo, y aquello dejó profundas cicatrices en la relación entre ambos agentes. Todo ello, además, a pesar de haber logrado entenderse Bildu y PNV en una materia tan delicada como el futuro del Autogobierno vasco. Después llegó la aprobación de las leyes para gestionar la prórroga, que le costó bastantes más esfuerzos a Urkullu que los que Sánchez ha tenido que desplegar para sacar adelante sus decretos sociales.

La relación terminó por romperse definitivamente con la crisis de las OPE de Osakidetza, cuando EH Bildu, el único grupo con peso cuantitativo para presentar una moción de censura contra el consejero Darpón, amenazó con hacer efectiva su potestad si no dimitía o era cesado por el lehendakari.

En Madrid, en cambio, las cosas han ido por otros derroteros. El fin de la legislatura ha hecho que el hemiciclo eche la persiana y entre en funcionamiento la Diputación Permanente, donde cambia el juego de mayorías y donde los abertzales son imprescindibles para que el PSOE pueda sacar adelante sus iniciativas. Se da la circunstancia de que en el caso de los decretos de Sánchez, que afectan al mercado del alquiler; los permisos de paternidad, la recuperación del subsidio por desempleo para mayores de 52 años, al sector de la estiba, al brexit y a la reinversión del superávit de las instituciones, había un empate a 32 votos. PP, Ciudadanos y UPN se oponían, mientras que la mayoría que dio vía libre a la moción de censura a Rajoy los apoyaba. El voto de la soberanista Marian Beitialarrangoitia inclinó la balanza, en palabras del propio Arnaldo Otegi, en favor del Gobierno.

El coordinador general de EH Bildu aseguraba que su formación recibió “un sinfín de llamadas” del PSOE para recabar su apoyo, que por sus declaraciones puede ir más allá de lo coyuntural. Según Otegi, EH Bildu defiende “los intereses de la gente y no de las elites”, además del derecho a decidir.