Las fuerzas rusas bombardearon ayer lunes un centro comercial en Kiev y, por primera vez en 26 días de guerra, viviendas en Odesa, dos puntos estratégicos en el mapa de la ofensiva rusa junto a Mariúpol, ciudad portuaria a la que intentó obligar sin éxito a rendirse tras más de dos semanas de asedio.
En la capital, al menos ocho personas murieron en un bombardeo anoche de un centro comercial que también destruyó seis viviendas en el distrito de Podilsk, en el que hay dos escuelas y dos guarderías, dijo en Telegram el alcalde, Vitali Klitschko. El centro comercial quedó destruido como consecuencia del fuego. Tras el ataque, Klitschko decretó seguidamente un toque de queda de 35 horas en la capital y su área metropolitana.
El portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, Igor Konashénkov, afirmó, por su parte, que el centro comercial servía de almacén para lanzacohetes y munición, y estaba inoperativo, por lo que fue destruido por "armas de largo alcance de alta precisión". "La inteligencia rusa confirmó las coordenadas de los sistemas de lanzamiento de cohetes ucranianos a través de varios canales, y también reveló la ubicación del almacén con municiones propulsadas para cohetes", aseguró Konashénkov. El portavoz castrense aseguró, asimismo, que los militares rusos disponen de imágenes de vídeo con la llegada de lanzaderas de cohetes al territorio del centro comercial.
Pese a la falta de avances, Kiev sigue siendo el "principal objetivo militar" de Rusia, indicó ayer lunes el Ministerio de Defensa británico, que afirmó que el grueso de las tropas rusas se han estancado a más de 25 kilómetros de la capital. En el flanco sureste y sur, las fuerzas navales rusas continúan "bloqueando la costa ucraniana y lanzando ataques con misiles contra objetivos ucranianos", según la inteligencia militar británica.
corredor desde el donbás
El control de la costa ucraniana es esencial para Rusia en su objetivo de establecer un corredor terrestre desde el Donbás a la anexionada península de Crimea, pasando por Mariúpol.
Ayer lunes, el buque de desembarco Orsk de la Flota del Mar Negro de la Armada rusa, atracó en el puerto de Berdiansk, ciudad controlada por Rusia y a tan solo 77 kilómetros de Mariúpol. Llegó con una carga de equipamiento bélico para reforzar la agrupación militar rusa.
Asimismo, por primera vez en lo que va de guerra la estratégica ciudad portuaria de Odesa -de 990.000 habitantes-, sufrió bombardeos contra edificios residenciales con artillería disparada desde el mar, señaló la Alcaldía en Telegram. "Son edificios residenciales donde viven civiles. Que lo sepan los rusos enajenados, a quienes los dirigentes de su país les dicen que aquí no pasa nada de esto", afirmó el alcalde, Gennady Trukhanov. "No dejaremos Odesa y lucharemos por nuestra ciudad", recalcó.
Hasta ahora la región de Odesa sufrió ataques de misiles desde barcos rusos cerca de Tuzla, al oeste de la ciudad asediada, y dañó infraestructuras críticas, pero no había atacado viviendas.
Forzar la rendición
En Mariúpol, donde Rusia aseguró el viernes que las milicias separatistas de Donetsk combaten en la ciudad con los "nacionalistas" ucranianos, Rusia intentó ayer lunes obligar al Ejército ucraniano a rendirse. El Ministerio de Defensa de Rusia dio dos horas a las fuerzas ucranianas y "mercenarios extranjeros" para que abandonaran la ciudad sin armas ni municiones, después de que el asesor del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, Oleksiy Arestovych, admitiera que Ucrania no tiene posibilidad de enviar refuerzos.
El intento infructuoso llegó aún cuando el líder de los separatistas de Donetsk, Denís Pushilin, consideraba ayer lunes mismo que la toma de la ciudad "no es un asunto de dos o tres días, ni siquiera de una semana".
Ante esta petición, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, aseguró que su país no puede cumplir el ultimátum de Rusia de entregar Mariúpol porque para ello las fuerzas rusas tendrían que destruir al pueblo ucraniano. "Ucrania no podrá cumplir el ultimátum. No podremos hacerlo físicamente. ¿Cómo se puede hacer esto? Tendrían que eliminarnos a todos y entonces su ultimátum se cumplirá automáticamente", dijo Zelenski en una entrevista con medios europeos, un extracto de la cual fue publicado por el digital Obschestvennoye.
Por su parte, la ministra para la Reintegración de los Territorios Temporalmente Ocupados de Ucrania, Iryna Vereshchuk, rechazó la rendición, y respondió a Rusia que, "en lugar de perder el tiempo en 8 páginas de cartas, simplemente abra un corredor" humanitario. Según Vereshchuk, hasta ahora 45.000 personas han logrado abandonar la asediada ciudad, donde aún unos 400.000 ciudadanos intentan sobrevivir el asedio sin electricidad, calefacción y agua.
Traslados forzosos
La Alcaldía de Mariúpol denunció ayer lunes, además, que algunos residentes "son deportados forzosamente a Rusia" o al Donbás prorruso y que a estas personas se les confiscan sus pasaportes ucranianos.
A su vez, el portavoz del Ministerio de Exteriores de Ucrania, Oleg Nikolenko, afirmó en un tuit que solo el pasado sábado 2.389 niños del Donbás fueron "reubicados forzosamente", algo prohibido por el Derecho Internacional.
Bajas rusas
un alto mando. El subcomandante de la Flota del mar Negro, capitán de primer rango Andréi Paliy, ha fallecido en Ucrania en los combates en Mariúpol, informó ayer el gobernador de Sebastopol, Mijaíl Razvozhaev. Rusia reconoció la muerte de 498 militares el 2 de marzo. Desde entonces no ha informado de más bajas.
Cruz Roja
Sin acceso a Mariúpol. La Cruz Roja sigue sin tener acceso a la ciudad ucraniana de Mariúpol, cercada por el ejército ruso y principal epicentro de la guerra en los últimos días, indicó ayer el presidente de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR), Francesco Rocca, tras visitar Ucrania. Se calcula que unas 400.000 personas han quedado atrapadas en Mariúpol.