El primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, defendió su gestión al ser acusado ayer por la oposición laborista de carecer de “autoridad moral”, por presuntamente romper las normas durante la pandemia, y “política”, tras sufrir anoche la mayor rebelión en sus filas desde que llegó al poder. En la sesión semanal de control parlamentario, Johnson alardeó de haber dirigido “el programa de vacunación más rápido de Europa” y de haber protegido empleos desde la llegada del covid en marzo de 2020, mientras, en su opinión, el líder del Partido Laborista, Keir Starmer, “vacilaba”.

Starmer, por su parte, le describió como “el peor primer ministro en el peor momento” y le pidió que esta Navidad “se mire al espejo” para sopesar si puede seguir liderando el Reino Unido.

pérdida de confianza

Starmer mantuvo que Johnson “ha perdido la confianza incluso de sus propios diputados”, 99 de los cuales (de un total de 361) votaron en contra de la imposición de certificados covid para entrar en ciertos espacios cerrados. Esta fue la mayor rebelión parlamentaria desde que el líder conservador llegó al poder el 24 de julio de 2019 y obtuvo su mayoría absoluta en las elecciones del 12 de diciembre de ese año, e indica que no tiene garantizado el apoyo de los suyos para tramitar nuevas restricciones.

Starmer le achacó también carecer de “autoridad moral” para pedir a la gente que cumpla las normas después de que la prensa destapara varias fiestas en Downing Street.

A la espera de que el jefe del funcionariado, Simon Case, investigue lo sucedido, ayer dimitió como presidente del comité de policía y crimen de la Asamblea del Ayuntamiento de Londres el ex candidato conservador a la alcaldía de la ciudad, Shaun Bailey, al descubrirse que hace un año asistió también a un bullicioso festejo.

La aparente hipocresía y los recientes casos de corrupción dentro del partido gobernante han perjudicado a Johnson en los sondeos, donde se sitúa trece puntos por debajo de Starmer en popularidad.

En una encuesta de la casa Ipsos Moris para el diario Evening Standard, Starmer recibe un 44% del apoyo frente al 31% del primer ministro, la primera vez que un dirigente laborista va en cabeza desde 2008.

Acostumbrado a los altibajos políticos, el líder tory confía en recuperar terreno con su gestión de la variante ómicron, después de que ayer se anunciara el récord de 78.610 contagios diarios por covid en el país

Otra prueba

Castigado en las encuestas, con pugnas internas y una investigación en curso sobre supuestas fiestas navideñas en Downing Street el año pasado en medio de restricciones, Johnson afronta hoy otra prueba para su liderazgo: una elección parcial en el centro de Inglaterra donde peligra el escaño tory.

El Partido Conservador tiene el reto de retener su escaño en unos comicios en la circunscripción de North Shropshire, donde el diputado tory saliente obtuvo una ventaja de 23.000 votos. Perder ese bastión o reducir significativamente la mayoría será otro lastre para Johnson.