- En Ohio hay que fijarse en los pequeños detalles. Su fama como termómetro político lo convierte en un estado donde se pueden medir las inclinaciones electorales del votante rural, urbano y suburbano en pocos kilómetros de distancia y muchas veces solo observando de puerta a puerta. Actualmente los sondeos pronostican un empate casi milimétricos. Hace cuatro años ganó Trump por 3,3 puntos

“En Ohio la división rural-urbana en el voto es muy clara y en realidad hay solo unos cuantos condados que son decisivos para ver hacia dónde se inclina todo el estado”, explica a Efe Robert Alexander, profesor de Ciencias Políticas de la universidad Ohio Northern. Una visita a los condados que decidirán las elecciones permite avizorar una conclusión: Donald Trump podría no conseguir un segundo mandato presidencial, ya que parece estar perdiendo apoyos en zonas rurales y suburbanas, incluso entre los agricultores, que no han visto los frutos de sus promesas.

“Hay cosas que la desinformación no puede ocultar, como el hecho de que el cambio climático lo vemos a diario y está afectando a los cultivos o a que la mala gestión de la pandemia nos ha sumido en una crisis. Los agricultores somos personas que nos basamos en la ciencia y en los datos”, afirma Matt Vodraska, dueño de una pequeña explotación agrícola de viñedos y árboles frutales en el condado de Wayne.

El calentamiento global ha llevado a temperaturas más extremas y a que ciertas variedades de frutales tradicionales no sean sostenibles, mientras que eleva el riesgo de una mala cosecha cada año y con ello la incertidumbre sobre una actividad que depende de los caprichos del clima.

Además, la pandemia del coronavirus clausuró durante meses la venta al público de Vodraska, así como la distribución a restaurantes, al tiempo que ha hecho mucho más difícil encontrar mano de obra para la recolección. Este joven agricultor y productor de sidra artesanal no sabe si su negocio superará una segunda ola de covid-19.

Estas elecciones han puesto ante una disyuntiva a Rebekah Headings, una agricultora del condado de Madison, que se define como republicana, pero que este año aún no tiene claro si votará por Trump.

Headings es todo lo americana que un europeo puede ser en esta tierra. Trece generaciones que se pueden trazar hasta la llegada del Mayflower en 1620. “Todos mis antepasados fueron agricultores y es algo que no voy a dejar de hacer”, asegura. Los granjeros de Ohio siguen mostrando su apoyo a Trump con banderas y carteles, pero lo cierto es que muchos han sido muy perjudicados por la política proteccionista del presidente frente a China, que ha dificultado las exportaciones de soja y otros productos agrícolas y ganaderos.

Los condados de Wood, Henry o Sandusky permiten observar con claridad el sistema productivo del campo estadounidense: Los grandes granjeros blancos, con interminables hectáreas de tomate, pepino o coles, emplean a cuadrillas de trabajadores inmigrantes temporales o indocumentados mal pagados, que alojan en barracones bajo vigilancia.

Charles, un granjero de Napoleon (Ohio), colabora en los preparativos en el cuartel general republicano del condado para recibir al sheriff, un miembro del partido bien asentado.

“No hay duda de que aquí y en otros condados va a ganar Trump otra vez”, augura Chuck, mientras ordena galletas con los colores de la bandera estadounidense. El condado de Henry ha votado republicano siempre desde 1980.

“Los agricultores de Ohio han sido tradicionalmente conservadores, a favor de la libertad de elegir, por ejemplo, una sanidad privada y no socializada, pero cada vez ven más claro que lo que Trump les ha vendido es un cascarón vacío”, señala Vodraska.

Para Baldemar Velásquez, fundador del sindicato Farm Labor Organizing Committee (FLOC) hace más de cuatro décadas, el sistema de explotación del campo no solo afecta a los temporeros, sino también a los granjeros blancos.

“Esos granjeros que disponen de tanta tierra en realidad viven de un sistema en el que las grandes corporaciones como Campbell’s están en lo más alto de la pirámide. Les fuerzan a aceptar precios fijos por su producción y en la práctica crean los incentivos para que exploten y maltraten a los migrantes que trabajan en los campos. Se supone que trabajarás hasta que no puedas más”, detalla Velásquez.

En la ciudad de Toledo, a orillas del lago Erie y donde las luces de un casino se confunden con el de las cementeras, grandes plantas automovilísticas dan trabajo a la clase media mejor pagada, pero en riesgo de desaparecer.

“En los últimos seis meses hemos visto un milagro manufacturero tras otro”, aseguró Trump en una visita a Ohio en agosto.

Esa afirmación no se corresponde con la realidad que vive este sector vital, donde antes de la pandemia quienes eran despedidos eran reintegrados en el mercado laboral a través del sector de la restauración, peor pagado, pero hasta entonces capaz acaparar la demanda de empleo.

“Desde 1910 se han construido automóviles en esta fábrica y se ha convertido en parte integral de la comunidad”, reflexiona Chuck Padden, gerente del gigantesco complejo de ensamblaje de Fiat Chrysler en Toledo, que el año pasado se comprometió a aumentar la inversión para seguir fabricando principalmente todoterrenos Jeeps, convertidos en un popular juguete de estadounidenses adultos.

La planta da trabajo a más de 7.000 personas y sigue buscando nuevas contrataciones para cubrir jubilaciones, una nota positiva en el sector de las manufacturas, que en este estado ha experimentado una caída de 40.000 empleos frente a los datos previos a la pandemia, que no recuperaron los niveles previos a la crisis de 2008, según datos de la Reserva Federal.

Ohio es la punta de lanza de los decisivos estados del Cinturón del Óxido. En 2012, el entonces presidente demócrata Barack Obama ganó en Ohio con una ventaja de 12 puntos y en 2016 Donald Trump le dio la vuelta a los colores políticos al imponerse con 10 puntos de diferencia. Este año los demócratas han perdido la timidez en Ohio y conscientes de la importancia del estado han redoblado sus actos de campaña y su labor de proselitismo electoral. Si las tendencias de Ohio (con 18 de los 270 delegados del Colegio Electoral -compuesto por 538 miembros-necesarios para hacerse con la presidencia) se extienden a Pensilvania (20) y otros estados del Cinturón del Óxido como Michigan (16), Minesota (10) y Wisconsin (10), Trump tendrá muy complicado repetir otros cuatro años en la Casa Blanca.

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Trump tiene previsto realizar catorce mítines en tres días antes de poner fin a su campaña electoral. Los eventos tendrán lugar a partir de hoy con cuatro mítines en diferentes ciudades de Pensilvania. Mañana domingo, el mandatario tiene previsto dirigirse a Míchigan, Iowa, Carolina del Norte, Georgia y Florida, mientras que el lunes volverá a Carolina del Norte, Pensilvania y Míchigan, además de desplazarse hasta Wisconsin.

7,8

El presidente se encuentra a 7,8 puntos de Biden en las encuestas a nivel nacional sobre intención de voto, tal y como señala RealClearPolitics. Sin embargo, la carrera hacia la Casa Blanca está reñida ya que el inquilino de la Casa Blanca siempre suele revalidar su mandato.