BUENOS AIRES. El expresidente de Bolivia Evo Morales aseguró ayer al llegar a Argentina, donde pidió ser acogido como refugiado, que está “fuerte y animado” y buscará en este país “seguir luchando por los más humildes y para unir a la Patria Grande”. “Hace un mes llegué a México, país hermano que nos salvó la vida. Estaba triste y destrozado. Ahora arribé a Argentina, para seguir luchando por los más humildes y para unir a la #PatriaGrande, estoy fuerte y animado. Agradezco a México y Argentina por todo su apoyo y solidaridad”, escribió el exmandatario en Twitter.

Morales, que abandonó su país el pasado 11 de noviembre después de que las Fuerzas Armadas lo forzaran a dejar el cargo y recibió asilo en México, llegó ayer al aeropuerto bonaerense de Ezeiza procedente de Cuba, donde estaba desde la semana pasada, confirmó el ministro de Exteriores argentino, Felipe Solá.

Morales viajó acompañado de otras cuatro personas, entre ellas quien fuera su vicepresidente, Álvaro García Linera, y el excanciller Diego Pari. La llegada de Morales a Argentina, donde ya están viviendo sus hijos desde finales de noviembre, se produce menos de dos días después de que el peronista Alberto Fernández asumiera la presidencia de este país, en sustitución del conservador Mauricio Macri. En declaraciones al canal TN, el vicecanciller mexicano para América Latina, Maximiliano Reyes Zuñiga, dijo que, además de aceptar la invitación de Fernández, Morales optó por viajar a Argentina “por la cercanía geográfica” con su país. Sobre este tema, Solá dijo que el Gobierno argentino quiere de Morales “el compromiso de no hacer declaraciones políticas en Argentina”.

Por su parte, el nuevo ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, anunció que el Gobierno de Alberto Fernández iniciará un proceso de consultas con los acreedores con vistas a renegociar el perfil de la deuda. “Sobre la base de un espíritu constructivo, estableceremos consultas con los acreedores para obtener una modificación en el perfil de la deuda”, anunció Guzmán en una rueda de prensa. El ministro dijo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) es parte de este proceso de negociación. “Con el FMI ya se iniciaron las negociaciones. Ya se inició el dialogo y las negociaciones también. Y estamos en instancias de comienzo de diálogo y de consultas, principalmente, con los bonistas privados”, indicó. Guzmán, un académico especializado en asuntos de deuda pública, insistió en que Argentina quiere tener en este proceso una “posición constructiva” para “resolver la situación de virtual default (cese de pagos) en la que se encuentra el país”. El ministro no dio detalles de una eventual propuesta a los acreedores, que incluyen a inversores privados y al propio FMI.

Antes de asumir la presidencia, Alberto Fernández se había manifestado a favor de negociar una extensión de los plazos de pago, sin quitas sobre capital e intereses.

Fracaso del plan Macri con el FMI

Guzmán afirmó que el FMI ha reconocido el “fracaso” del acuerdo de auxilio financiero, por un total de 56.300 millones de dólares, que el organismo firmó en 2018 con el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019). Ese acuerdo, afirmó, “ya está caído” y “no tiene sentido recibir más desembolsos del Fondo”, que hasta el momento ha girado a Argentina unos 45.000 millones de dólares. Guzmán dijo que se creará una unidad especial para la gestión de la deuda externa argentina, que será dirigida por él, y una comisión asesora en temas de deuda, integrada por exsecretarios de Finanzas.

Al hacer una descripción del estado de la economía argentina, en recesión desde 2018, el nuevo ministro dijo que la actividad económica viene cayendo en picado, con una inflación que cerrará este año en un 55%. Prometió desarrollar un programa macroeconómico “consistente”, orientado a frenar la caída de la actividad, recuperar el superávit fiscal y comercial y atender a los sectores más vulnerables, en un escenario donde la pobreza ha escalado al 38% de la población.