TEHERÁN. El anuncio fue realizado por el portavoz de la Organización de la Energía Atómica de Irán, Behruz Kamalvandí, en una rueda de prensa conjunta con el viceministro de Exteriores, Abas Araqchí, difundida por la televisión estatal.

Kamalvandí señaló que "en unas horas, se completará la labor técnica y el proceso de enriquecimiento superará el 3,67 por ciento" y precisó que "mañana, cuando la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) publique su informe, nuestro nivel de enriquecimiento estará por encima" incluso de ese nivel.

"De momento, llegaremos a un enriquecimiento del 5 por ciento", lo necesario para el suministro de combustible para alimentar a las centrales eléctricas del país, aclaró Kamalvandí y subrayó que para este objetivo "no se aumentará el número de las centrifugadoras".

Las medidas anunciadas hoy por Irán responden a la segunda fase de reducción de sus compromisos adquiridos tras la firma del acuerdo nuclear al sentirse muy perjudicada por su aplicación, especialmente tras la salida de EE.UU.

En la primera fase, el Gobierno de Teherán sólo ampliaría el peso de las existencias del material de que dispone, mientras en esta segunda advirtió de que aumentaría los niveles de enriquecimiento del uranio, tal y como parece que ha hecho.

Irán y las seis grandes potencias mundiales (Francia, el Reino Unido, Alemania, China, Rusia y EE.UU.) alcanzaron un histórico acuerdo en 2015 por el que Teherán se comprometía a limitar su programa nuclear para no poder desarrollar a corto plazo una bomba atómica, a cambio de facilidades económicas y comerciales.

En mayo de 2018, el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó la salida de EE.UU. del acuerdo nuclear y volvió a imponer sobre la economía del país persa todas las sanciones que había levantado con el pacto, incluidas las que pesan sobre el sector petrolero.

Sin embargo, el Gobierno iraní aseguró que durante un año había sido muy paciente y había dado tiempo a los europeos para que ejecutasen sus compromisos, poniendo en marcha un mecanismo llamado "Apoyo al intercambio comercial" y que busca sortear las sanciones de EE.UU. para mantener relaciones comerciales con Irán.

Teherán cree que ese mecanismo es positivo, pero insuficiente.

Por eso, en mayo, cuando se cumplía un año de la salida de EE.UU. del acuerdo, el presidente iraní, Hasán Rohaní, dio un ultimátum de 60 días al resto de países firmantes (Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania), al advertirles de que Irán comenzaría a incumplir el pacto si no le garantizan las exportaciones de petróleo y las transacciones bancarias.

Otro medida que iba a implementar Irán en esta segunda fase afectaba al reactor de agua pesada de Arak, que con el acuerdo nuclear y debido a su capacidad de producción de plutonio, material que puede ser usado para la bomba nuclear, se llenó de cemento y se planteó rediseñarlo.

Araqchí, sin concretar fechas, señaló que "la modernización del reactor de Arak se ha pospuesto", pero si los firmantes que permanecen en el acuerdo nuclear no logran avances, "lo devolveremos a la situación anterior".

Aseguró que la República Islámica de Irán está interesada en mantener el acuerdo nuclear, pero mientras no se acepten algunas de sus peticiones seguirá dando pasos cada 60 días en la reducción de los compromisos, un proceso que "puede acabar con la salida de Irán del acuerdo".

Sobre la tercera fase de esta posible desvinculación, que se produciría el 7 de septiembre, Araqchí explicó que "preferimos anunciarlo dentro de dos meses y al cabo de este plazo de 60 días, pero Irán ya tiene planeado y programado todos los pasos que va a dar en este sentido".

Asimismo reiteró que Washington podrá volver a asistir a las negociaciones sobre el acuerdo nuclear "si se eliminan las sanciones" que ha impuesto contra Irán.