Bangkok - Los líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) aprobaron ayer una declaración para combatir la polución en los mares que busca para 2025 “prevenir y reducir significativamente todo tipo de basura” en los océanos. La bautizada como Declaración de Bangkok reafirma el compromiso del bloque para “promover la cooperación en la protección, restauración y uso sostenible del medioambiente costero y marino, con el objetivo de hacer frente a la contaminación que pone en riesgo los ecosistemas”.

El acuerdo, acorde con la Agenda para el Desarrollo Sostenible para 2030 de Naciones Unidas, no obstante, evita detallar la manera de alcanzar la meta de reducir la contaminación de “basura marina y microplásticos” y deja a los países implementar su propio plan nacional.

Cuatro de los miembros de la ASEAN -Indonesia, Filipinas, Vietnam y Tailandia- están considerados, junto a China, como los responsables de la mitad de la contaminación de plástico de los océanos.

“Reiteramos nuestra preocupación por los altos índices y el creciente nivel de desechos en los mares, en particular los desechos plásticos, que conlleva a un aumento en los efectos negativos” en la biodiversidad marina, el ecosistema, la pesca, el transporte y el turismo y la economía local, entre otros efectos nocivos.

De cara a la cumbre, que concluye hoy, el grupo ecologista Greenpeace pidió a los líderes del Sudeste Asiático “la inmediata prohibición de todas las importaciones de residuos plásticos”, así como reducir el plástico de un solo uso y promocionar la economía circular que no produzca desechos, entre otras medidas.

Desde que China prohibió en 2018 la importación de residuos plásticos no reciclables, los envíos se trasladaron en gran parte a países del Sudeste Asiático como Malasia, Filipinas e Indonesia. “La ASEAN se enfrenta a retos sin precedentes como el cambio climático, la competencia comercial, brechas de desarrollo y dispares amenazas de seguridad, así como transformaciones económicas y cambios sociales a raíz de la cuarta revolución industrial”, declaró ayer el primer ministro tailandés, Prayut Chan-ocha, en su discurso de apertura de la cumbre de mandatarios.

La ASEAN -creada en 1967 y formada por Birmania, Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam- es un firme partidario del multilateralismo y espera convertirse para el año 2030 en el cuarto bloque económico más importante del mundo. Para ello, los ministros de Exteriores y los titulares de Economía de las diez naciones de la Asociación del Sudeste Asiático conversaron ayer sobre la manera de dar un impulso común a la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), un tratado de libre comercio que crearía la alianza económica más grande del mundo al aunar casi el 40% del PIB mundial.

Las conversaciones sobre el RCEP, donde participan las naciones de la ASEAN junto con Australia, China, Corea del Sur, India, Japón y Nueva Zelanda -con una población conjunta de 3.400 millones de personas-, está previsto que finalice este año.

Los líderes políticos también conversarán sobre la crisis rohinyá, desatada en 2017 por la operación del Ejército birmano en el oeste del país y que provocó la huida a Bangladés de unos 728.000 miembros de esta minoría étnica no reconocida por Naipyidó.

Al respecto, el ministro malasio de Exteriores, Saifuddin Abdullah, pidió a sus homólogos llevar a los tribunales a los responsables de esta crisis, que representantes de la Naciones Unidas calificaron como “limpieza étnica con marcas de genocidio”. Un tema espinoso debido al “principio de no interferencia en asuntos internos” que rige en el bloque y por el que hasta ahora Birmania ha mantenido un estricto veto.