Bruselas - El asesinato de Walter Lübcke, político alemán, el pasado 2 de junio ha mantenido en vilo al país hasta ayer, cuando tras dos semanas de investigaciones la Fiscalía General alemana daba a conocer los primeros resultados. Según lo apuntado, el asesino podría ser Stephan E., de nacionalidad alemana y vinculado con la extrema derecha. Ante esta situación, los partidos de la oposición han solicitado al Gobierno alemán mantener una reunión para debatir sobre una posible trama ultraderechista. En la madrugada del pasado día 2, Walter Lübcke, político alemán de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), apareció muerto en la terraza de su casa, situada al oeste de Alemania, con un disparo en la cabeza. No había testigos. Desde entonces, todo han sido especulaciones. Hasta el lunes, cuando la Fiscalía General alemana reveló los primeros avances de sus investigaciones -todavía en curso- a través de un comunicado de prensa. Según la comisión de investigación compuesta por unas 50 personas, el principal sospechoso es Stephan E., un ciudadano alemán de 45 años que fue detenido a una veintena de kilómetros y cuyo ADN coincide con los restos hallados en la ropa de Lübcke.

Además, el sospechoso parece estar vinculado con la extrema derecha. De acuerdo con el periódico alemán Spiegel, Stephan E. tuvo contacto con los neonazis del grupo Combat 18, una organización de tendencia nacionalsocialista. También se ha sabido que el sospechoso estuvo en activo en el entorno del Partido Nacional Demócrata (NPD) de Hesse, un partido alemán de orientación neonazi y que pudo participar en un ataque a un centro de acogida de refugiados en Hohenstein-Steckenroth (en Hesse), según el alemán Die Zeit. Este hecho -la vinculación con la extrema derecha del sospechoso- hace que el puzle empiece a cuadrar. Para entenderlo hay que remontarse a 2015, cuando Angela Merkel, canciller alemana, decidió abrir las puertas de Alemania a miles de refugiados. Lübcke, miembro del mismo partido que la canciller, no solo apoyó la decisión, sino que la defendió a ultranza; llegando a declarar, en un acto en Lohfelden (un municipio de Kassel), que quien no se sintiese representado por los “valores cristianos” como “amar al próximo” podía marcharse del país.

De hecho, la Fiscalía General alemana así lo reconoce: “Hay suficientes indicaciones de antecedentes extremistas de derecha en el hecho. Estas surgen, en particular, de la vida pasada del acusado y de sus opiniones políticas expresadas públicamente”, revela el texto.

Si la política migratoria de Merkel sirvió para dar alas a la extrema derecha alemana, como muestra el auge que tuvo en aquel momento del partido ultra Alternative für Deutschland (AfD); las declaraciones de Lübcke sirvieron para avivar el odio de este grupo. De hecho, fue a partir de entonces cuando el político alemán empezó a recibir amenazas de muerte y cuando se creó un blog ultraderechista, en el que se difundió no solo su domicilio privado, sino también su correo electrónico y sus números de teléfono.