Bangkok - Los responsables de Defensa de China y Estados Unidos mostraron la tensión que existe entre ambos países con un intercambio de recriminaciones en el foro de seguridad anual del Diálogo de Shangri-la, que concluía ayer en Singapur, en pleno recrudecimiento de su guerra comercial.

“Ningún país debería esperar jamás que China permita que se infrinjan su soberanía, seguridad e intereses. En cuanto a la fricción comercial reciente iniciada por la administración Trump, si EE.UU. quiere dialogar mantendremos la puerta abierta, si quieren combatir, combatiremos hasta el final”, dijo ayer el general Wei Fanghe, Ministro de Defensa Nacional chino, en Singapur.

La guerra comercial que ambos países libran desde el año pasado, se agravó ayer, cuando entraron en vigor los últimos aranceles anunciados por China hace unas semanas a productos estadounidenses por valor de 60.000 millones de dólares, después de que EE.UU. aumentara los aranceles por valor de 200.000 millones de dólares a productos chinos el pasado 10 de mayo.

Por su parte, el secretario de Defensa en funciones estadounidense, Patrick Shanahan, acusó a Pekín de “desestabilizar la región, al tratar de reordenar sus vibrantes y diversas comunidades en aras de su beneficio exclusivo”, con una “caja de herramientas” que incluye “el despliegue de sistemas armamentísticos avanzados para militarizar zonas disputadas”.

Además, Shanahan conminó a China que mantenga “una relación de cooperación con la región” y advirtió de que “el comportamiento que socava la soberanía de otras naciones y siembra la desconfianza hacia las intenciones de China debe terminar”.

Uno de los motivos del cruce de reproches entre los dos responsables de Defensa es la reclamación por parte del régimen de Pekín de varias islas del Mar de China Meridional en detrimento de Filipinas, Malasia, Vietnam y Brunei.

Soberanía China ha construido instalaciones militares en las Islas Spratly, disputadas por Manila, pese a que en 2016 la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya (CPA) reconociera la soberanía filipina de las mismas, en un fallo que China se niega a reconocer.

Shanahan no se refirió explícitamente a la disputa territorial marítima, pero Wei sí lo hizo, cuando defendió las instalaciones militares. “Es el derecho legítimo de un estado soberano construir en su propio territorio. China construyó instalaciones defensivas limitadas en las islas y los arrecifes por autodefensa. Donde hay amenazas, hay defensas”, dijo el ministro chino.

Además, Wei destacó que el problema consistía en que “en los últimos años, algunos países de fuera de la región vinieron al Mar de China Meridional para demostrar su poder en el nombre de la libertad de navegación”. Otro punto de fricción es el estatuto de la isla de Taiwan, que China no reconoce como un estado independiente a pesar de que ha funcionado de facto como tal desde que fuera fundado en 1949 por las fuerzas nacionalistas lideradas por Chiang Kai-shek tras perder la civil ante el Ejército Popular de Liberación de los comunistas liderados por Mao Zedong. “Seguimos cumpliendo con nuestras obligaciones según la Ley de Relaciones con Taiwan (de 1979) para poner a disposición de Taiwan artículos y servicios de defensa (...) Sostenemos que cualquier resolución de las diferencias a ambos lados del Estrecho de Taiwan deben producirse sin coacción y en conformidad con la voluntad de las poblaciones a ambos lados del Estrecho”, señaló Shanahan.

EE.UU. ha estrechado lazos con Taiwan desde que Trump ganara las elecciones en 2016, cuando se convirtió, en diciembre de aquel año, en el primer presidente electo de EE.UU. desde 1979 que hablaba por teléfono con un mandatario taiwanés, hasta la aprobación el año pasado de la Ley de Viajes de Taiwan, que liberaliza los contactos entre ambas partes.

“No podemos hallar ninguna razón justificable para que Estados Unidos interfiera en la cuestión de Taiwan por su ley doméstica”, indicó el ministro de Defensa chino, que además lanzó una advertencia: “vamos a esforzarnos en aras de una reunificación pacífica con total sinceridad y gran empeño, pero no hacemos promesa alguna de renunciar al uso de la fuerza”.