IRUÑEA. "Una vez fuera de Navarra, los restos del general recibieron los honores propios de su rango y descansan en Melilla en la avanzada de España junto a las columnas de Hércules. Plus Ultra. Sanjurjo sigue respetado, y a pesar de todo y del inexplicable silencio de los buenos ?¡paz en Cristo al héroe y mártir!?, cada vez con más unción en la memoria viva del pueblo fiel", publica la citada revista.

Según fuentes presenciales, la ceremonia de inhumación de los restos del navarro se llevó a cabo respetando los honores de su rango (teniente general) y fue presidida por las autoridades militares y civiles de la ciudad autónoma en el Pabellón de Héroes de Regulares del Cementerio de Melilla, incluído el presidente y senador por dicha circunscripción, Juan José Imbroda, según El Confidencial.

A Sanjurjo se le consideró durante décadas “el salvador de Melilla” por haber desembarcado en la ciudad tras los sucesos de Annual, al frente de un ejército en el que Francisco Franco era un oficial más.

Tras proclamarse la República en 1931, Sanjurjo fue uno de los militares más activos en su contra, liderando en agosto de 1932 una sublevación fracasada, que fue conocida como “la sanjurjada”.

La información y el traslado de Sanjurjo a Melilla fue considerado como “secreto de Estado”. La información, según el blog "El Alminar de Melilla", era también conocida por el núcleo duro de la nomenclatura cultural de la ciudad. "Aparte de ellos nadie más sabía nada, aunque tras esta publicación, varios miles afirmen haber conocido el hecho". "Se destinan varios miles de euros para enterrar en la ciudad de Melilla, en una operación secreta a un general dos veces golpista, mientras que siguen existiendo cientos de fosas comunes con miles de republicanos enterrados de manera anónima, y que jamás serán localizadas ni identificados", denuncia la publicación.

El cementerio de la Purísima de Melilla cuenta con distintos pabellones militares, dos de ellos del Grupo de Regulares número 52 con sede en la ciudad, en uno de los cuales se produjo el acto familiar el mes pasado.

EXHUMACIÓN EN PAMPLONA Como se recordará, los restos de los combatientes franquistas fueron exhumados de la cripta de los Caídos el pasado 16 de noviembre. Tal y como ya anunció el 31 de agosto el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, albañiles y empleados municipales, bajo la supervisión del equipo técnico de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, con el doctor forense Paco Etxeberria a la cabeza, procedieron a la exhumación de los restos enterrados en la cripta, acción a la que se oponía la familia del genocida, que criticó duramente a la Iglesia por permitirla.

Entre las 00.00 horas y las 3.30 se retiraron los de 4 requetés, mientras que el día 16 entre las 18.45 y las 21.45, los tres restantes: los hermanos Aznar Zozaya (de Javier) y, el último, el del General navarro José Sanjurjo. Como se sabe, los de Mola se habían exhumado ya el 24 de octubre.

EN LA INTIMIDAD De la misma forma, sin medios de comunicación ni curiosos, tal y como recogía el convenio suscrito entre el Ayuntamiento y el Arzobispado, en la madrugada (los trabajos terminaron en torno a las 3.30 horas del miércoles), se procedió a la exhumación en la cripta.

PARALIZADA DURANTE HORAS Entrado el día, la exhumación permaneció paralizada durante varias horas. En el exterior de los Caídos, desde las 7 de la mañana solo agentes de la Policía Municipal que custodiaban la entrada, periodistas y fotógrafos esperaban movimientos en el interior. Sin embargo, llegaban noticias de que los trámites en el juzgado se estaban demorando. Fue presentado un nuevo recurso con la intención de paralizar la exhumación, esta vez en representación de la familia de los Hermanos Aznar Zozaya. Les llevaba el mismo letrado madrileño que a la familia de Sanjurjo, Enrique Garza Grau.

EXTRAÑEZA “Lo que más me extraña de este tema es cómo aparece ahora Sanjurjo en Melilla. A Mola, por ejemplo, se lo llevaron los familiares. Al resto de enterrados en Pamplona, también. Pero con Sanjurjo se ha llegado a un acuerdo para que se quede en un pabellón militar en Melilla, y se ha hecho todo en secreto para que no se genere debate”, declara a El Confidencial el investigador y bloguero local Enrique Delgado.

Fuentes de la Comandancia General en Melilla declinaron comentar los hechos, así como aclarar quién acudió al acto y cuánto dinero público costó la ceremonia.