ZALDIBAR. Haritz estaba hecho un roble, pero la carretera no entiende de salud. Es en ese momento, cuando la vida te separa de un ser querido, cuando el recuerdo de su sonrisa es la mejor manera de seguir adelante. Es un consejo por todos sabido, aunque no consuela su ausencia. No olvidar es lo que hace permanecer a quien quieres, aprecias... vivo. Falleció hoy justo hace un año, el 12 de julio de 2012.

Casi un año después de su pérdida, la cuadrilla de Haritz Azpitarte -el del caserío Antxua de Zaldibar- va a recordar hoy a su amigo, a quien, por desgracia, se topó con la muerte inesperada según iba a trabajar muy de madrugada. Unas quince personas se reunirán esta tarde para recordar todo lo bueno, lo mejor, de su gran colega, aquel nacido el 19 de junio de 1981. El pasado mes hubiera cumplido ya eternos jóvenes 32 años.

La cuadrilla ha comprado flores para que su recuerdo esté vivo, colorido... al fin y al cabo "animado", como a él le hubiera gustado. La merienda cena se celebrará en la sociedad gastronómica Urdina. Allí volverán a tener presente de algún modo a aquel amigo de gustos autóctonos: amante de la trikitixa, bertsolaritza, romerías, las idi-probak, la pelota mano, los bolos... Fue un euskaldun de pro y de su querido Zaldibar, donde estudio sus primeros cursos y más adelante también en el Iurreta Institutua de Formación Profesional. Trabajaba como repartidor de carne, para ello se levantaba a las tres de la mañana.

amigo de sus amigos Gran aficionado a la caza y a la pesca, Haritz Azpitarte Bastida (primo del guitarrista del famoso grupo de música Su Ta Gar) era un joven "muy abierto, de hablar con todo el mundo, simpático", le mantiene en la memoria uno de sus amigos, Iñaki Tera, quien se emociona en ocasiones al tenerle presente. Azpitarte tenía su perro, un ratonero de nombre Tremendo, como tremendo era él... En una ocasión formó un grupo de música para un día de fiestas de Goierri, barrio alto de Zaldibar. Allí cantó junto a Gartzen y Toño de Disorders con el mismo nombre de un campeonato de bolos, Hiru Txirlo. "Los bolos le encantaban, sobre todo, en fiestas de Goierri", subraya Tera.

De niño jugó a fútbol en el Zaldua y a pelota. Era un clásico en el Elizpe, frontón del pórtico de la iglesia. En los últimos tiempos era un habitual de las partidas de cartas, de jugar al chinchón, muy arraigado en la localidad vizcaina. Haritz era un apasionado de la música de grupos de casa como Disorders y también, por ejemplo, de Extremoduro. De esta banda cantaba mucho la letra de la canción ¡Qué bonitas son las extremeñas con el culo tó' lleno de tierra! Su gusto por la juerga también tenía un lema sonoro: "Gure koadrilan mozkortu asko ta gainera soltero!".

Desde Estados Unidos, más concretamente desde Nashville, ayer otro zaldibartarra quiso aportar su recuerdo sobre Haritz Azpitarte. Es Aitor Mendilibar, hijo del entrenador de fútbol. "Era una persona grande. El más grande. Tenía un corazón más grande que su cuerpo, que ya es difícil", apunta Mendi quien va aún más allá: "Era uno de los tíos más generosos que he conocido en mi vida, sino el más, y amigo de sus amigos. Era amante de las herri probak, la caza, la trikitixa y las verbenas, así como la pelota mano. Haritz siempre estaba dispuesto a echarte una mano cuando lo necesitaras. Yo diría que era una de las personas más queridas del pueblo, de Zaldibar. ¡Nunca se le olvidará!", asegura Mendi. Iñaki Tera apostilla sentimiento. Le envía un recuerdo en nombre de la cuadrilla. "Haritz, gaupasan pasa genuena ikasi genuen. Gero arte, morrosko, beti gure bihotzetan egon go zara eta!".