- 86 familias de víctimas de atentados de ETA sin esclarecer (en total hay casi cuatrocientos) han recibido de manos del Gobierno vasco los llamados Cuadernos de Memoria y Reconocimiento. Esos documentos contienen la información, necesaria y dolorosamente incompleta, sobre los asesinatos de sus seres queridos. A falta de la verdad que no se ha podido probar en los tribunales, la recopilación de datos quiere expresar, aunque sea en un plano simbólico, la determinación de que estos crímenes no se pierdan por el desagüe de la Historia. Y antes que eso, como indica una de las palabras que les da título, el reconocimiento de la injusticia inconmensurable que supuso arrebatar todas esas vidas.

- Por desgracia, para una parte no pequeña de nuestros convecinos, se trata de un asignatura que permanecerá eternamente pendiente. No hay más que ver el absoluto ninguneo en el sector político y mediático a los que estos desagravios incomodan profundamente. Jamás van a aceptar que este tipo de pasos nos llevan por el camino de la memoria. Sí, esa que con tanto ímpetu y tanta razón reivindicamos para los crímenes de la guerra civil, de la dictadura o del posfranquismo. De igual modo que se reclama el esclarecimiento de todas aquellas vulneraciones y su reparación, debemos actuar con las que tuvieron a ETA como victimaria. Sin embargo, cualquiera que se atreva a señalar tal obviedad recibe, como un escupitajo, el clásico del “no hay que reabrir heridas”. Exactamente lo mismo que dicen los que quieren guardar bajo siete llaves los desmanes del franquismo.

- Anoto todo esto como puro desfogue. Desgraciadamente, no puedo decir que me sorprendan las actitudes miserables ante un acto como el del pasado viernes. Responde a la bibliografía indigna que se ha presentando tanto en los siniestros años de actividad de la banda como en los que han venido después de la decisión estratégica de disolverse.

La instantánea es del pasado jueves y muestra, como cantaba Dylan, que los tiempos están cambiando. Para pasmo y cabreo de la derecha española, el presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, y la vicepresidenta y ministra (¡comunista!) de Trabajo, Yolanda Díaz, mantienen una relación personal afectuosa. Que cunda el ejemplo.

Aunque incomode todavía a muchos, estos ‘Cuadernos’ son un paso imprescindible en el camino de la memoria y el reconocimiento