el vicio de hacer cola - Pudo haber sido en cualquiera de nuestras capitales, pero ayer le tocó a Bilbao. La apertura de un popular (¿o será populoso?) centro comercial provocó filas kilométricas en la capital de Bizkaia. Eso sí, en perfecto zig-zag, porque ya se esperaba la avalancha humana y se tomaron las medidas pertinentes, a saber, un redil de vallas para pastorear a la manada ordenadamente hasta el templo de los chollos. Hubo quien acudió cuatro horas antes de la apertura. Les puedo prometer que ni harto de gaseosa me sometería a lo que a mi me parece un martirio de proporciones bíblicas. Sin embargo, eso no significa que me sienta mejor persona que quienes sí lo hicieron. Lo digo por la hemorragia de supremacismo moral que, conforme a la costumbre, tuvimos que soportar lo mismo en las redes sociales que en las paradas de autobús. Tiene gracia que los campeones mundiales de reivindicar la libertad se pongan tan exquisitos con quienes, precisamente en el ejercicio de su libertad, pasan horas en una cola para comprarse unos vaqueros. Es tan lícito —o debería serlo— como meterse entre pecho y espalda una exposición de requetevanguardia o como ir a comer al restaurante vegano más riguroso. Claro que mola un congo dar lecciones de sociología parda y achacar la cosa a la alienación que provoca el perverso capitalismo del siglo XXI. Las sociedades son la suma de sus individuos. Y resultó que ayer a unos cuantos miles les dio por arracimarse ante un comercio. Llamarles idiotas no parece la forma más adecuada de convencerles de que podrían haber optado por hacer otra cosa.

así que pasen 29 años - Como ya avanzábamos ayer, no faltó ni medio gramo de pompa y circunstancia vacua al acto en el que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ejerció de Nostradamus para adelantarnos como será el territorio que hoy administra en el año 2050. Cualquiera diría que es fiárnoslo muy lejos y, efectivamente, es ahí donde está el secreto. Queda tanto, que se puede pintar el futuro del tono de rosa que se prefiera. A ver quién se va a acordar, si llegamos, de lo que prometió un tipo del que es más probable que ni se guarde memoria para entonces.

datos esperanzadores - Tal y como hemos vivido en los últimos meses, es mejor fijarse en lo que pasa hoy. Y lo que pasa es que en los cuatros territorios del sur de Euskal Herria sigue bajando la incidencia acumulada de contagios, al tiempo que se alivia la tensión del sistema hospitalario. Sigamos por ese camino.