El dolor de oídos es una afección muy común, sobre todo entre los más pequeños. Ocho de cada diez niños sufren una otitis antes de los 5 años. El porcentaje entre los adultos es mucho más bajo, aunque en verano tres de cada diez lo padecerán.

Pese a ser molesta, la otalgia, que así se llama el dolor de oídos, en la mayoría de los casos no es grave y se puede clasificar en dos grandes grupos: otalgia primaria, si el origen está en el propio oído, y otalgia secundaria, cuando el dolor se irradia al oído por un problema en otra zona.

Así, el trastorno puede no estar en el oído, sino en zonas próximas con las que comparten nervios craneales como la nariz, la garganta, la mandíbula, los dientes... o pueden derivarse de lesiones musculoesqueléticas en el cuello, la columna y la cabeza.

Expertos de Dosfarma señalan algunas de las causas más habituales del dolor de oídos:

1- Otitis. Causan ocho de cada diez dolores de oídos. Es una inflamación del oído medio provocada por virus y bacterias. Los síntomas son dolor, fiebre, irritabilidad y merca en la audición.

Si no hay fiebre alta ni dolor intenso, esperaremos dos días a ver si mejora por sí sola. Sin embargo, si hay fiebre y el oído supura hay que acudir al médico. Debemos ingerir muchos líquidos, descansar, tomar analgésicos para el dolor y evitar el frío y el agua en los oídos.

2- Oído de nadador. Es una infección del conducto auditivo externo, generalmente producida por el agua que queda estancada en el oído después de nadar y que propicia el crecimiento de bacterias. Suele presentar síntomas leves como picor o enrojecimiento, pero si no se atiende el problema puede agravarse. Usa tapones cuando nades y sécate bien los oídos después de cada baño.

3- Tapones de cerumen. El cerumen es una sustancia natural que se segrega para proteger el oído de la entrada de agentes perjudiciales. Pero, a veces puede acumularse y taponar el conducto auditivo, lo que provoca dolor, pérdida de audición, sensación de oído lleno y ruidos.

Si sospechamos que lo tenemos, nunca debemos usar ningún objeto, bastoncillo o pinzas para extraerlo. Debemos realizar lavados con agua templada o productos específicos como gotas, glicerinas y aceites minerales y si no sale, acudir al médico.

4- Quistes. No es extraño que aparezcan quistes benignos detrás de la oreja, en el propio conducto o en el pabellón auditivo. A veces no suponen ninguna molestia, pero otras provocan dolor y debemos acudir al médico.

5- Cambios de presión. La diferencia de presión entre el interior y el exterior del tímpano puede ocasionar dolor y molestias, pero lo normal es que sean leves y pasajeras. Esto ocurre porque la trompa de Eustaquio se bloquea e impide que la presión del oído medio se iguale con la del oído externo. Basta con bostezar, tragar, intentar exhalar el aire por la nariz haciendo pinza con los dedos para taponarla, masticar chicle o chupar caramelos.

6- Problemas dentales. Las caries ocasionan infecciones con acumulación de pus e inflamación de los tejidos y un dolor que puede irradiarse hasta el oído del lado afectado. Conviene visitar al dentista.

7- Obstrucción por objetos extraños o insectos. Es habitual que los niños se metan en los oídos los objetos más insospechados. Si sobresale, hay que retirarlo suavemente, pero nunca debemos intentar extraerlo si está profundo. Si se cuela un insecto, se pueden echar aceites o gotas específicas, y si sospechamos que puede haber una lesión en el tímpano, entonces deberíamos ir al médico.

8- Rotura del tímpano. El tímpano, el tejido que separa el oído medio del externo, puede romperse por infecciones y también por otras causas como ruidos muy fuertes, cambios de presión bruscos, objetos punzantes, golpes o accidentes. Los síntomas son: dolor, secreciones, zumbidos, vértigo y pérdida auditiva. En este caso, debemos acudir al médico.

9- Congelación por bajas temperaturas. Algunas personas experimentan dolor de oídos cuando hace frío. La causa es que tienen en esa zona más vasos sanguíneos de lo normal y, con las bajas temperaturas, los vasos se contraen y provocan un dolor punzante. Si es tu caso, debes protegerte con orejeras, gorros o bufandas sobre todo si practicas deportes al aire libre como esquí o running.

Una vez que conoces las distintas causas de la otitis, debes saber que la dieta también te puede ayudar a prevenir problemas auditivos. Es el caso de los ácidos grasos Omega 3 que se encuentran en pescados como el salmón o el atún y favorecen los vasos sanguíneos del oído interno. Asimismo, antioxidantes como el ácido fólico y el consumo de vegetales de hojas verdes como las espinacas y la lechuga son beneficiosos para prevenir problemas auditivos causados por el ruido.