¿Te has parado a pensar alguna vez para qué sirve el bolsillo pequeño que tienen tus pantalones vaqueros en la parte delantera? Pues, como todo en la vida, tiene una razón de ser y no es porque sí.

El pantalón tejano, quizá una de las prendas más versátiles de todos los tiempos, está presente en cualquier fondo de armario. Es muy ponible y fácil de combinar. Nunca pasa de moda. Además, se puede encontrar en cualquier talla y en infinidad de modelos y colores para hombres, mujeres y niños de todas las edades.

Precisamente, al ser una prenda tan habitual en nuestro vestuario no nos paramos a observarla demasiado ni nos cuestionamos que hace ahí ese minibolsillo. Tal vez pensamos que es un simple elemento estético en el diseño del pantalón. ¡Pues no!

Los primeros jeans, allá por 1873, tenían cuatro bolsillos, solo uno en la parte de atrás y dos en el frente, más el bolsillo pequeño. Así, para conocer la utilidad de este, hay que remontarse a ese siglo XIX, cuando los cowboys (no es casual que los pantalones vaqueros se llamen así) usaban relojes de cadena. Eran muy frágiles, se perdían con facilidad y eran habituales los robos.

Primero los guardaban en el bolsillo pequeño del chaleco o en la cintura, hasta que apareció en el jeans. Precisamente, a este bolsillo se le conocía como el bolsillo del reloj.

"En la década de 1800 los cowboys solían llevar sus relojes de bolsillo colgados de una cadena del chaleco", explicaba la la icónica compañía estadounidense de jeans Levi Strauss. "De esta forma, introdujimos un pequeño bolsillo en los jeans para que pudieran guardar el reloj y no se les rompiera", señala la marca rey de los vaqueros con más de 140 años de historia y millones de unidades vendidas en todo el mundo.

La función de este minibolsillo cambió a principios del siglo XX. El reloj de bolsillo dejó de utilizarse al ser reemplazado por un nuevo modelo, el reloj de pulsera, cuyo uso se generalizó y ha llegado hasta nuestros días.

Pronto le encontraron una nueva función al bolsillo. Por entonces se puso de moda un encendedor de la marca Zippo. El mechero era de gasolina y no se podía guardar en cualquier sitio, ni de cualquier forma. El minibolsillo se convirtió en el lugar ideal para llevarlo, ya que permitía guardarlo en posición vertical y, al tener un tamaño parecido al del bolsillo, no se podía inclinar.

Con el paso de los años, los bolsillos de los jeans han servido para guardar distintos objetos, eso sí, diminutos, puesto que su espacio es muy reducido. Algunos ven en ese recóndito lugar el sitio ideal para llevar el dinero, ya que es imposible que se te caiga o que nadie pueda meter la mano para robártelo. Si lo que vas a guardar es un billete, no lo dobles demasiado, ya que si se va muy al fondo puede que luego tengas dificultades para recuperarlo sin quitarte el pantalón.

Remaches metálicos

Otro detalle de los vaqueros que puede pasar desapercibido son los remaches metálicos que unen el bolsillo a la pernera del pantalón. No es solo un detalle estético, sino que tiene una función.

"En 1871, el inmigrante letón Jacob Davis fue el primero en utilizar los remaches mientras trabajaba como sastre en Reno, Nevada", cuenta la empresa en su blog Levi Strauss.

En esa época, los mineros, rancheros y trabajadores del campo rompían constantemente los pantalones, sobre todo los bolsillos al guardar las herramientas. En cuanto a la entrepierna, se desgastaba con falicilidad por lo que la solución fue coser una costura especial, diseñada a conciencia.

Davis decidió probar los remaches metálicos, que entonces se usaban en los establos, para fijar los extremos de las diferentes partes del pantalón, y se dio cuenta que los hacían muy resistentes. Al no tener dinero para patentar la técnica, se la propuso a la compañía textil que comenzó a poner remaches de cobre en sus vaqueros. Esto supuso el nacimiento en 1873 del primer pantalón remachado de Levi's.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial Levi Strauss decidió eliminar los remaches para ahorrar metal para fabricar armas y los retomó al terminar el conflicto bélico.

En 1966 se eliminaron definitivamente ante las quejas de los clientes porque podían rayar muebles o rasgar sofás de piel, y por las manchas de óxido que podían dejar en el pantalón.

Otra curiosidad, el color amarillo del hilo utilizado en el ribete de los bolsillos en los pantalones azules. Probablemente fue escogido para hacer juego con los remaches de cobre.