CUANDO Jesús Susilla va solo a una cafetería y pide dos cafés los camareros se extrañan; solo bebe uno, el otro, lo utiliza para pintar y dar forma a los trazos de los espectaculares retratos que recrea a pincel en blancos lienzos. Es un arte con poso, con aromas estimulantes que despiertan sentimientos entre quienes los contemplan. “Soy muy cafetero. Por eso, mientras que me tomo un café, pinto. Me encanta, me relaja muchísimo. Hay veces que también pido una caña y un café, pero los camareros se sorprenden igual”, aseguró el artista Susilla.
A Jesús le fascina aprovechar el buen tiempo para dar rienda suelta a sus habilidades artísticas y disfrutar del sol para crear arte con cafeína. Es por eso por lo que este artista amateur -con una larga lista de exposiciones y premios a sus espaldas- se deja ver con su café y su lienzo pintando en zonas como el vizcaino Puerto Viejo de Algorta. “Hay espacios que son muy especiales y que invitan a la creación, a la inspiración. Suelo pintar mucho en terrazas, la gente se sorprende cuando me ven con la taza de café en la mano y dando forma a los diferentes cuadros”, destacó Susilla.
Alguno de los retratos que recrea pertenecen a personas cercanas, conocidos, familiares... También selecciona imágenes que le gustan y que obtiene por Internet y a los que les da su particular estilo con diferente intensidad de colores. “Uno de los retratos en el que aparece una chica con turbante es mi sobrina”, aclaró a DEIA el artista vizcaino.
Jesús estudió derecho, pero su pasión por la pintura se remonta a su más tierna infancia. “Siempre digo que soy un pintor que sabe de leyes”. Fue su padre quien le inculcó la pasión por las artes plásticas. “Cuando me fui a matricular terminé eligiendo Derecho. Vivir de la pintura es muy complicado, pero es mi gran pasión. Trabajo con algunas galerías en Asturias y en Gasteiz. También he ganado bastantes premios en concursos de pintura al aire libre”.
Decidió hacer estos cuadros una tarde cuando su padre, Jesús Susilla Sanz, le planteó que le hiciera un retrato a su madre, Rosa María Echevarría. “Fue por casualidad”, añadió Susilla. Ambos, sentados en una mesa, compartían conversación y café, cuando su progenitor le sugirió que regalara un retrato a su madre por su cumpleaños. Sin pensarlo, el artista cogió la cucharilla e hizo un primer esbozo en un papel. Ese fue el comienzo. “No sabíamos qué regalarle y en aquel mismo momento hice cuatro rasgos y de ahí salió la idea”, describió. Le gustó tanto el resultado que decidió hacer una serie de retratos que han sido expuestos en diferentes espacios.
Así surgieron la serie de retratos y la página web a la que Jesús bautizó uncaféconmipadre.com donde el artista recopila las imágenes pintadas y recoge los encargos. No son solo retratos, son encuentros con personas a las que les apetece que Jesús las inmortalice en café. “Cuando la gente me encarga un retrato le pongo el nombre de la persona que he retratado. Si te dibujo a ti, sería un café con Sandra”, puso como ejemplo el artista vizcaino. Jesús utiliza el café como si fuera una acuarela; el lápiz lo moja con té y el café lo diluye en agua para realizar el trazo sobre papel. “Los diferentes tonos los consigo con cafés más o menos cargados y lo diluyo con agua. Alguna vez también he pintado con vino, con cerveza negra... Suelo dejar los círculos de las tazas como seña de identidad”, explicó Jesús. No descarta dedicarse profesionalmente a la pintura. “La vida puede dar muchas vueltas. No descarto dejar todo y centrarme en este mundo. Sería feliz”, concluye.