Las principales zonas arqueológicas de México recibieron el miércoles a miles de personas decididas a recargar energía y dar la bienvenida a la primavera, representada en el fenómeno de luces y sombras del dios Kukulkán en el Castillo de Chichén Itzá, en el sureste del país.
Al menos 14.000 personas acudieron a Chichén Itzá, en tanto que otras 20.000 visitaron las pirámides de Teotihuacan, en el central estado de México, y cientos más acudieron a Xochicalco, en el central estado de Morelos. En Chichén Itzá, en el suroriental estado de Yucatán, los visitantes se congregaron para observar el fenómeno astronómico que causa la ilusión del descenso y ascenso de Kukulkán o serpiente emplumada, en lengua maya.
Las escalinatas de la pirámide del Castillo, coronadas con una cabeza pétrea de serpiente, reciben la luz solar de una manera que da la impresión de movimiento de la serpiente, ante el asombro de los turistas. El fenómeno de Chichén Itzá sí pudo ser visto a pesar de que los pronósticos del clima anunciaban nubes, las cuales impidieron observar el amanecer tan famoso de la zona arqueológica de Dzibilchaltún.
La orientación del llamado Templo de las Siete Muñecas de Dzibilchaltún hace que durante dos o tres días justo antes del equinoccio de primavera el sol pueda ser visto perfectamente a través del templo durante el amanecer. No obstante, este día las nubes hicieron que el sol dejase plantados a unos 2.000 visitantes, algunos de ellos provenientes de Japón, Alemania, Estados Unidos o Bélgica. “No vimos el bello fenómeno arqueoastronómico, pero sí sentimos la energía”, dijo el cineasta mexicano Alberto Hagar, quien llegó antes del amanecer al Sac Bé (Camino blanco, en lengua maya) para ver con unas amigas la precisión de la construcción en relación con los movimientos del cosmos.
Edificios y cenotes El productor, escritor y guionista yucateco señaló que las nubes de un frente frío que recorre el sureste de México bloquearon la luz del astro rey. “Estaban tan densas que no dejaron pasar ni un solo rayo”, dijo. “Cada 21 de marzo es especial porque se inicia un ciclo de vida, de siembra, de embarazo. Los mayas prehispánicos construyeron sus edificios en sitios especiales para alinearlos con el movimiento de los astros”, explicó el director de Xibalbá, cinta filmada en cenotes y sitios arqueológicos de la península de Yucatán que describe el inframundo de la antigua civilización.
En Teotihuacan, la zona arqueológica de la cultura madre de Mesoamérica, la tolteca, se congregaron más de 25.000 turistas desde el fin de semana previo a la llegada de la primavera, una afluencia inferior a la de años anteriores, según los vigilantes. Los grupos de danza prehispánica, con sus característicos sonidos de caracolas y el ruido de las conchas de mar, amenizaron en Teotihuacan la visita de aquellos que buscan recargarse de energía al inicio de la nueva temporada.
Teotihuacan está considerado uno de los centros ceremoniales más importantes desarrollados en Mesoamérica en el periodo comprendido entre los años 200 antes de Cristo al 700 de nuestra era. En Xochicalco, estado de Morelos, las autoridades locales informaron de la presencia de cientos de personas para presenciar las danzas prehispánicas acompañadas por percusiones.
El saludo a los cuatro puntos cardinales, al arriba y abajo del mundo y las manos en alto de personas vestidas de blanco, saludaron la llegada de la primavera en Xochicalco, declarado en 1999 Patrimonio Cultural de la Humanidad. El deseo de los visitantes hizo que les importara muy poco el anuncio de que oficialmente el equinoccio de la primavera 2018 tuvo lugar el pasado martes. - Efe