c ON un manto de nieve o, mejor todavía, en época de deshielo, como la que se avecina, los dos miradores líquidos de Araba, de los más altos de toda la península ibérica, proponen un buen plan de excursión y visita marcado por la naturaleza y las bellas vistas. Son el Salto del Nervión y la Cascada de Goiuri/Gujuli, situados en la muga con Burgos y en Urkabustaiz, en la Cuadrilla de Zuia-Gorbeialdea, respectivamente.

Las emociones fuertes están aseguradas con la espectacular caída de agua que dibuja el Salto del Nervión, el más alto de toda la península con sus 222 metros de altura. Ubicado en el límite de Araba y Burgos, con acceso desde Berberana o desde el puente de Orduña, según la vertiente, cuenta con un impresionante mirador al que se accede desde la parte burgalesa.

El Salto del Nervión tiene como origen la confluencia de los arroyos Iturrigutxi, Ajiturri y Urita, nacidos entre las sierras de Gillarte y Gibijo, y permite el paseo por el sendero que las aguas forman en el desfiladero de Delika, en dirección opuesta al curso del río. Incluso se puede pasear bajo el torrente.

En el caso de la Cascada de Goiuri/Gujuli, ubicada en la cuadrilla de Zuia-Gorbeaialdea y formada en un imponente alto, donde confluyen los arroyos Jaundia y Basabe con el río Oiardo, cuenta con un mirador que ofrece, frente al precipicio líquido, una panorámica visual inolvidable henchida de naturaleza, granjas y queserías que se pueden visitar.

El río Jaundia, tributario del Altube, en su camino hacia el mar, se precipita al vacío desde un escarpe calizo de más de 100 metros de desnivel, creando un espectáculo sorprendente. La continua erosión del agua ha ido limando las rocas, haciendo retroceder dicho escarpe hasta la forma actual.

de leyenda Además, la de Goiuri es una cascada cuyo origen tiene tintes de leyenda al relacionarse con un pastor llamado Urjauzi y una lamia, ser mitológico del folklore vasco que es una especie de ninfa con pies de pato. Cuenta la tradición oral de la zona que el pastor le arrebató a la lamia su espejo, que le concedía todo aquello que le pedía. La fábula añade que su nuevo propietario le pidió múltiples caprichos y extravagancias, y que al ser preguntado por su nombre por la lamia, el pastor se convirtió en cascada, el significado de su nombre en euskera.