BODAS de sangre, escrita en 1932 por Federico García Lorca y puesta en escena por primera vez en Madrid en marzo de 1933, se ha convertido en una de las obras maestras de la literatura moderna y una de las obras en español más traducidas en todo el mundo.
Siendo uno de los textos dramáticos universalmente más conocidos de su autor y uno de los más accesibles, sorprenden las pocas adaptaciones cinematográficas que existen de Bodas de sangre. El argentino Edmundo Gibourg llevó la obra a la gran pantalla en 1938, con la catalana Margarita Xirgu como protagonista. El marroquí Souheil Ben-Barka trasladó la historia a las tribus del desierto en 1976. Pero sin duda, la versión más conocida y al mismo tiempo más libre de la obra es la que realizó Carlos Saura en 1981, primera parte de su trilogía sobre el flamenco en la que adaptaba el ballet Crónica del suceso de bodas de sangre de Antonio Gades.
La novia es una adaptación de Bodas de sangre a través de la visión cinematográfica única de su directora Paula Ortiz, que ha confesado que la obra le capturó ya la primera vez que la leyó con 14 años: “Hay algo esencial en Lorca, algo de semilla de lo que somos e imaginamos, algo de lo vital, de aquello que nos hace respirar, que a mí me atrapa, y su forma de expresarlo entre el juego de un niño y el abismo profundo del miedo humano me apasiona. Todos hemos vivido alguna vez ese deseo que te hace gritar al viento: que yo no tengo la culpa? que la culpa es de la tierra? Es un relato hecho de lo eterno: del amor y la muerte, de ríos, de tierra y astros”.
La novia es, ante todo, una gran historia de amor protagonizada por una mujer, dos hombres y un deseo más fuerte que la ley y que la naturaleza salvaje del mundo que les rodea. Leonardo, el Novio y la Novia (en Bodas de sangre solo el personaje de Leonardo tiene nombre) son un triángulo inseparable desde niños, pero Leonardo y la Novia tienen un hilo invisible, feroz, imposible de romper. Pasan los años y ella, angustiada e infeliz, se prepara para su boda con el Novio en medio del desierto blanco, de tierras salinas y yermas, donde vive. El día anterior a la ceremonia, a su puerta llama una mendiga anciana que le ofrece un regalo y un consejo - “no te cases si no le amas”- mientras le da dos puñales de cristal.
La película respeta el texto del dramaturgo y poeta hasta tal punto que no existe en ella ningún diálogo no escrito por el granadino. De igual forma, el filme traslada todo el universo simbólico del poeta a unas imágenes evocadoras, magnéticas y muy bellas. La tragedia de Bodas de sangre viene acompañada por la aridez de la tierra, el magnetismo de la luna, la pureza de la sangre roja y el dolor que sale de las entrañas de sus protagonistas.
Las imágenes de la película acercan al espectador el universo personal del autor, aunque dejando de un lado el costumbrismo y llevando el relato a un terreno mágico en un tiempo y lugar difícil de identificar, pero claramente mediterráneo. Los paisajes de la Capadocia en Turquía, las tierras áridas de los Monegros y la región de las Cinco Villas en Aragón han servido para crear ese universo aislado del mundo. El reparto de La novia está encabezado por Inma Cuesta, que pone su fuerza y mirada magnética al servicio de la mujer arrastrada por la pasión a la tragedia. Álex García interpreta a Leonardo, el joven que se debate entre el deber y el sentimiento. Y Asier Etxeandia es el Novio, enamorado de la que va a ser su esposa y feliz hasta que llega la traición.
Un elemento fundamental de la película es su música. Shigeru Umebayashi es uno de los compositores más importantes del mundo y autor de las bandas sonoras de Deseando amar, La casa de las dagas voladoras y Un hombre soltero.
La delicadeza y fuerza de la música de La novia, grabada en el Gran Teatro del Liceu de Barcelona, acompañan a la Novia, al Novio y a Leonardo trazando ese hilo invisible que les une desde la infancia hasta su trágico final. La película cuenta, además, con numerosas canciones populares, muchas de ellas basadas en textos de Lorca (Nana del caballo grande, La tarara), interpretadas por artistas reconocidos como Vanesa Martín, Carmen París o Soledad Vélez, esta última interpretando Pequeño vals vienés con letra de Lorca y música de Cohen. Y también algunas de las actrices y actores cantan en La novia: Inma cuesta interpreta Los cuatro muleros y La tarara; Manuela Vellés realiza un versión musical del texto de Lorca Madeja; y Asier Etxeandia se lanza a cantar El olivo.