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"No me siento estigmatizado por ‘Quién sabe dónde"

Nunca ha dejado el tema porque para él es “imposible tener conciencia tan cercana del sufrimiento de las familias de los desaparecidos y permanecer ajeno a él”

"No me siento estigmatizado por ‘Quién sabe dónde"Crimen e investigación

Madrid - Igual que hace 23 años, cuando se estrenó Quién sabe dónde, el periodista jerezano ha abierto una ventana en TVE para buscar personas desaparecidas. Le resulta imposible ser ajeno a ese sufrimiento y no se siente estigmatizado por el hecho de que se le identifique con el histórico programa.

Hace un mes y medio inauguró la sección ‘Ventana QSD’ en el programa de Mariló Montero. ¿Por qué este regreso a TVE?

-He estado activo todo este tiempo y en intermitente retorno allí donde ha habido una posibilidad de presión, no sólo por la posibilidad de expresarme profesionalmente, sino también para dar difusión al tema de las personas desaparecidas. Eso es lo que me ha llevado de una manera concreta a este espacio y lo hace a través de una petición a la dirección de TVE para dar apoyo y soporte a la Fundación Europea por las personas desaparecidas (QSD Global) que he puesto en marcha junto a otra gente. Pedir apoyo para la difusión de esta fundación me da esa posibilidad: abrir una ventana. Y decido llamarlo así porque es justo eso, no es una gran casa, sino una ventana a través de la cual poder comunicar estas cosas.

Existe la posibilidad de recuperar el programa ‘¿Quién sabe dónde?’.

-Sí, pero lo que yo quiero es que tengan visibilidad las situaciones que viven las familias. La fundación es una herramienta, pero sin el apoyo de los grandes medios su travesía sería muy difícil y no lo suficientemente útil para ser real y no simbólica.

¿Echa en falta espacios de ese tipo?

-Sí, manifiestamente. Quién sabe dónde fue el punto de llegada y el espacio de exposición y resolución de muchas de estas situaciones; llegamos a tener 10.000 peticiones de búsqueda y atendimos más de 1.500 en antena. Cuando desapareció el programa no hubo otra fórmula televisiva que lo sustituyera, salvo alguna cosa esporádica. Pero tampoco existe en el ámbito de la Administración ningún lugar al que esas familias puedan dirigirse. Y lo que sí sigue habiendo es entre 14.000 y 20.000 denuncias anuales por desaparición de personas.

También trabaja para el canal Crimen e Investigación con el mismo objetivo. ¿Qué le ha llevado a buscar personas desaparecidas?

-Para mí ha sido imposible tener conciencia tan cercana y tan profunda de este sufrimiento y ser ajeno a él y por eso durante estos años he tratado de ayudar a título personal, y, en cuanto me ha sido posible reunir otras fuerzas, intentar abrir todas las ventanas posibles para que se difunda esta realidad. Quién sabe dónde trajo hasta mí de una forma absolutamente imprevista esta parte de la realidad tan sumergida para mí como para tantas personas, y ahora mi esfuerzo personal y profesional vuelve la mirada a ese universo como un objetivo. Y es que en su momento y a lo largo del tiempo, se produjo una identificación desde el punto de vista icónico pero también desde un punto de vista más profundo. No sólo no me siento estigmatizado, sino que me siento honrado con esa identificación.

¿Qué le parece la información de sucesos que se hace en televisión?

-Es muy espasmódica, está configurada en torno a grandes eventos que convocan programas o tratamientos especiales durante horas y horas, semanas, a veces meses. No hay más que recordar los casos de Marta del Castillo o los niños de Córdoba. Sin embargo, echo en falta un tratamiento más sistemático, regular, donde se informe pero sobre todo se dé un espacio a la reflexión, al análisis, a indagar en los porqués, ya que las causas de un hecho criminal pueden tener un efecto de alarma y lo importante es que los medios contribuyan a encender alertas, a dotar a la sociedad de elementos que le ayuden a estar vigilante, a intentar evitar la repetición de determinados actos criminales o a defenderse de ellos cuando de forma inevitable ocurran.

Quizá los narradores usurpan el protagonismo a las víctimas...

-Creo que hay una dinámica mercantil y no de estricto rigor informativo. La razón de ser de tratamientos intensivos, y muchas veces manifiestamente abusivos, no responde a una inquietud profesional o de búsqueda de la verdad, sino a un objetivo más prosaico: la búsqueda de audiencias momentáneas que tienen un rédito en la cuenta de resultados de las cadenas.