bilbao - Desde su llegada a Euskal Telebista ha pasado un año y se encuentra asentada en el medio. Esta noche presentará a los espectadores un espacio de actualidad que tendrá como claves principales la cercanía con los problemas de los ciudadanos y el salir a la calle y buscar los temas que están al rojo vivo. Este primer programa de Silvia Intxaurrondo se acercará hoy a las mezquitas de Barakaldo para tomar el pulso a los musulmanes que viven en Euskadi y ver qué posibilidades existen de radicalización entre los miembros de esta comunidad tras los acontecimientos de la semana pasada en París.
Cuando digamos eso de por fin, viernes, comienza el fin de semana, usted no va a poder decirlo, al menos con las mismas intenciones.
-Ja, ja, ja? La verdad es que tienes razón, con lo que me gustan a mí los viernes para disfrutar y para relajarme. Pero quizá sirva para que los espectadores se relajen de una forma crítica y conociendo lo que tienen alrededor; va a merecer la pena muchísimo.
¿Exige al presentador el mismo esfuerzo un programa de emisión semanal que uno diario?
-Es un esfuerzo distinto. Nosotros queremos imprimir un nuevo carácter al programa, queremos salir a la calle. Hemos estado grabando en las mezquitas de Barakaldo. Después de los atentados de París, queremos ver cómo los está viviendo la comunidad musulmana en Euskadi y ver qué posibilidades hay de radicalización entre los jóvenes musulmanes.
¿Veremos hoy más novedades en ‘Por fin, viernes’?
-Llevaremos la calle al plató con invitados entre el público que tendrán la posibilidad de preguntar al entrevistado que esté con nosotros aquellas cosas que le preocupan. Esos invitados también podrán contar el caso que les afecta.
La calle les va a dar mucho jugo en estos momentos.
-Pues sí, nos vamos a hacer eco de toda la indignación que hay ahora mismo en la calle. La clave estará en hacer un programa más cercano a las preocupaciones de los ciudadanos.
¿Habrá debate con contertulios?
-Tendremos un entrevistado y a unos preguntadores que se encargarán de hacer las preguntas que consideren necesarias. Además, como ya he comentado, un público que preguntará a esa persona que viene a ser entrevistada; debate como tal no vamos a incluir, aunque se generará debate en casa con lo que estamos ofreciendo.
Los viernes por las noches es un tiempo que va más hacia el ocio que hacia un programa tan de actualidad y serio, ¿no le parece?
-No creo que esté reñido, la clave está en contar la actualidad con la seriedad que requiere. Pero cuando contamos la actualidad y nos ponemos serios, muy serios, a veces nos elevamos y no; estas son preocupaciones a pie de calle y mucha gente en cuanto vea el programa, le va a interesar.
¿Muchos retos?
-Pues sí. El principal reto lo vamos a tener en cómo contar esa actualidad sin perder la seriedad que requiere pero de una forma ligera, en un formato televisivo ligero, trabajamos en ello. Pienso que es un formato que tiene muchas posibilidades de enganchar, primero porque nos preocupa a todos, segundo, por la forma en la que lo vamos a contar.
¿Hay mucha distancia entre la Silvia Intxaurrondo que veíamos en un informativo puro y duro y la que vemos ahora?
-Ahora veis más. En un informativo, una lee la entradilla que ha escrito y da paso a la noticia. La Silvia Intxaurrondo que estáis viendo desde ETB hoy es una Silvia Intxaurrondo que se ríe, que se emociona, que se mosquea, que se cabrea con el contertulio, que le quita hierro al asunto cuando la opinión sube de tono.
¿Más pasional?
-Exacto, y más real. Me veis de una forma más personal, más pasional, os acercáis más a lo que es Silvia Intxaurrondo en sí. El informativo no permite ese acercamiento.
¿Cuesta mucho contener emociones y pasiones en los informativos?
-Sí, tanto de tristeza o indignación como de emociones y alegrías. Un informativo siempre es muy comedido tanto para la tristeza como para la alegría. Solamente puedes lanzar los sentimientos de forma unidireccional. Estos formatos son para mí mucho más enriquecedores.
¿Echa de menos trabajar en Madrid?
-La verdad es que no. Trabaje en la ciudad que trabaje, lo hago con todo el cerebro y todo el corazón, los compañeros que han trabajado conmigo lo pueden decir. Yo nunca he endiosado a Madrid, es una ciudad en la que se puede trabajar como puede ser Bilbao, Donostia, Vitoria o Nueva York; lo importante siempre es la actitud.
¿La veremos afincada en Euskadi o el tiempo dirá?
-Siempre que estoy en un sitio estoy afincada en ese sitio, cuando toca levar anclas lo hago, pero mientras estoy afincada en Euskadi, lo estoy con todas las de la ley.
¿No es complicado desde el punto de vista familiar levar anclas e ir de un sitio a otro?
-Complica un poco la vida. En este caso mi hijo es pequeño y no tengo que andar pendiente de a qué centro escolar va a ir; quizá tienes más movilidad que cuando son más mayores. Pero damos mucha importancia a este tema, los niños se amoldan con una facilidad tremenda a las novedades, somos los mayores a los que más nos cuesta y los que más barreras mentales ponemos; los chiquillos se adaptan a todo.
En breve será usted madre por segunda vez.
-Sí, estoy embarazada y la semana que viene cumplo cinco meses. Va a haber chiquillo en nada, a finales de mayo o principios de junio.
Le cuesta poco hacer el equipaje y le gusta mucho viajar. ¿Es una ayuda en los cambios?
Eso también ayuda, creo que en estos tiempos de trabajo, la movilidad no entra por contrato pero tiene que presuponerla. En esta profesión, durante mucho tiempo la dejamos de presuponer, pero hoy en día nosotros vamos a estar donde esté la noticia, sin problemas.
¿Nunca tuvo deseos antes de volver a trabajar en su tierra?
-Nunca cuadró la posibilidad para mi tierra y para mí de que yo pudiera volver; por un lado o por otro, las posibilidades de volver no cuadraban. De todas formas, en cuanto hubo un proyecto que se adecuaba al tipo de periodista que soy, no tuve dudas y aquí estamos.