Bilbao. Empieza bien el asunto. José Hormaza, Gotzon Astorkiza, Jon Lerma y Marcelo Ormaetxea son Rufus, la reencarnación de aquel grupo de pop rock de Getxo de los años 80 que tocó el cielo con sus acordes un 18 de julio de 1982, en el parque de atracciones de Madrid, donde se proclaman ganadores en el primer concurso de pop-rock Don Domingo, organizado por Radio Nacional entre más de quinientos grupos de todo el Estado. Tuvieron, no cabe duda, su momento hasta el punto de acudir a Aalborg (Dinamarca) para participar en el Festival de la Unión Europea de Radiodifusión, donde les pidieron que abrochasen el festival. Ensayaban en los cobertizos de un caserío y un buen día, cuando volaban lanzados, aquel lugar mágico para ellos desapareció. "Sin local de ensayos, todo se fue diluyendo..." Hoy, 25 años después, cuatro de ellos -Jorge Iturmendi, en Iruñea, no entra en juego...- vuelven. Y hablan al alimón.

'Que paren este tren' es el título del nuevo disco... ¿el suyo ya pasó?

Dígalo como quiera. Hace dos años Jon y Gotzon nos encontramos en la calle y sentimos nostalgia.

De la nosltalgia al disco hay un trecho

Hablamos de juntarnos para tocar un rato, para matar el gusanillo. Empezamos a llamarnos y poco a poco la historia ha cogido vuelo. Ahí está Rufus de nuevo.

Sin Jorge Iturmendi se han quedado sin voz

Sí, sí. Eso es verdad. Hemos pensado en incorporar alguna voz femenina y la hija de Marcelo ha intervenido en un par de temas. La ventaja de ser mayores es que tenemos una generación por detrás de la que podemos echar mano, ja, ja, ja.

Vuelven para...

¡Divertirnos! Lo que ocurre es que la cosa ha ido creciendo poco a poco.

¿Han amortiguado aquella 'fiereza' de Rufus?

¡Qué va! Si ahora somos más heavys, más cañeros que entonces. Tocamos mejor, con más poso que hace 25 años porque cuando eres joven quieres hacer todo lo que sabes en una canción.

¿Hay algo de leyenda urbana en ese elogio a los años ochenta?

No, no. Fue una época cojonuda. Había más espíritu rebelde y menos medios que hoy en día pero lo pasamos de fábula y había mucha inquietud y creatividad, no solo en la música sino en todos los órdenes de la vida. Los ochenta fue una época dorada. Y no solo en Madrid, con aquello de la movida...

Recuerden, recuerden...

Aquí estalló, por ejemplo, el rock radical vasco y una inquietud artística en ambos márgenes de la ría. Hace poco emitieron un documental de aquellos días... ¡fabuloso!

A su edad se han visto sorprendidos por un disco... ¡con lo que costaba entonces!

Era más difícil, sí. Hoy con dos fines de semana, tres cervezas y cuatro duros consigues sacar un disco a la calle.

¿Por qué se han animado?

¡Porque lo hacemos bien, coño! Ja, ja, ja. Nos oyeron y empezaron a llamarnos para algunos bolos. En La Ola vimos a un tipo de nuestra edad en primera fila llorando porque le recordábamos toda una época... ¡Fue la hostia!

¿Qué les han dicho en su entorno? ¿Les miran como las vacas al tren?

Qué va. Mucha gente que nos escucha se han quedado sorprendidos... ¡Coño, si sonáis bien!

Y las generaciones más jóvenes... ¿comprenden vuestra música?

Hay de todo. Pero algunos amigos de mi hijo que han venido a vernos nos dicen que sonamos como Extremoduro. No sé si diría tanto, pero desde luego no somos Mecano. Eso seguro. Sus hijos, dice. Si cuento yo...

Aquí estamos: preparados para escucharle

En el trabajo un hijo ha dicho que tenía en casa un cantante de rock y guitarrista y le han preguntado... ¿pero qué edad tiene?

¿Se ven en Wembley?

Ahora no hay dinero para tanto, ja, ja, ja. El circuito de la hostelería está haciendo mucho y bueno por la música.