Si pasar del efectivo a las tarjetas ya fue un gran paso al que muchos se tuvieron que acostumbrar, ahora llega un nuevo cambio: las tarjetas físicas por las tarjetas en el móvil a través de un código QR. Así, en abril nos sumamos con Suecia, Dinamarca y Letonia al club de los estados pioneros en digitalizar el DNI. Desde entonces, han surgido dudas sobre la necesidad de tenerlo también en formato digital, su uso o su aplicación móvil.
Cómo funciona
Lo primero que se debe conocer es su funcionamiento. La aplicación oficial, MiDNI (solo se puede realizar con esta app), establece un código QR particular generado por la Policía Nacional que solo se mostrará a partir de la cara o la huella dactilar.
El QR solo durará 60 segundos y no se le podrá hacer captura de pantalla. Las condiciones para instalarlo son: tener el teléfono actualizado y registrar ante la Policía Nacional el número de teléfono personal que estará asociado al DNI. Esto se puede hacer de manera online o presencial.
Entre las ventajas del DNI digital está la posibilidad de mostrar los datos de manera parcial. La app MiDNI dará tres opciones: DNI EDAD (foto, nombre y edad), DNI SIMPLE (foto, nombre y apellidos, fecha de nacimiento, sexo y fecha de caducidad del documento) o DNI COMPLETO (con todos los datos del DNI físico).
Como desventaja, y punto importante ahora que empiezan las vacaciones y los viajes son más frecuentes, el DNI digital no servirá para identificarse en aeropuertos.
Además, tampoco servirá para identificarse ante la policía en el extranjero. Con el DNI digital no se podrán realizar compras, ni identificarse en internet hasta, al menos, 2026.
Lo más importante a tener en cuenta es que el DNI digital no sustituye al físico. Es decir, durante el primer año se deben llevar ambos y el digital podrá usarse únicamente para identificarse ante fuerzas de seguridad, en controles de acceso, ante entidades financieras y para realizar trámites en ayuntamientos, comunidades y Estado. Además, para poder leer el código QR, la policía debe tener instalada el lector, que aún está en proceso.