En las últimas semanas, Isabel Díaz Ayuso ha estado en boca de todos. La presidenta de la Comunidad de Madrid no se ha librado de las críticas tras sus polémicas declaraciones respecto al euskera. "¿Saben lo que es cateto? Llamarse Juan y pedir que te llamen Jon. Cateto es no defender la lengua de Cervantes". Eso declaró en la Conferencia de Presidentes que abandonó en el momento en el que Imanol Pradales empleó el euskera en su intervención.
Sus gestos y su comportamiento no han gustado al resto de comunidades, pero parece que en la que preside tampoco ha sentado bien. La última en cuestionar a Ayuso ha sido la colaboradora de televisión vasca Nagore Robles. La de Basauri ha aprovechado su Instagram para responder a las preguntas que le ha hecho su comunidad.
"Madrid tiene alma, pero su política..."
Entre las cuestiones de sus 1,3 millones de seguidores, rápidamente le preguntaron por su vida en Madrid. Robles comenzó con unas bonitas palabras para la ciudad: "Te abraza sin preguntar de dónde vienes, pero te impulsa a descubrir quién eres. Aquí todo se mueve, todo late, y eso te obliga a despertar, a elegirte y a crecer, incluso cuando te de miedo".
La vasca utilizaba el término "adorar" para referirse a la ciudad que le acogió. "Porque en Madrid hasta perderse tiene sentido. Y yo, que ya no le tengo miedo a empezar de nuevo, solo puedo agradecer un lugar que me ha dado tantísimo", ha dicho. Además, destacaba "los planes infinitos, su diversidad y cultura, su variedad..." y también "la libertad, mezcla, contradicción y belleza de lo cotidiano" que le aporta.
Pero no todo podía ser bueno. Aunque no ha mencionado sus nombres de manera explícita, lanzaba un dardo directo a Isabel Díaz Ayuso y al alcalde de Madrid José Luis Martínez Almeida. "Pero la política... subvenciones a toros antes que a terapias psicológicas, terrazas ocupando las aceras pero sin un banco a la sombra en los parques, y un discurso que ignora que no todo el mundo tiene la meta en el mismo sitio", ha opinado.
Su reflexión final ha sido clara: "Madrid tiene alma, pero su política a veces parece empeñada en venderla al mejor postor. Dicho esta chapa, creo que algún día me despediré con pena de Madrid y volveré al norte, o viviré entre una y otra".