LA crisis hace estragos. Mientras en el Estado español, comunidades autónomas y ayuntamientos buscan en el rescate económico el aire que las estrecheces presupuestarias les niegan, en otras latitudes las instituciones también intentan rascar de aquí y de allí para poder llegar a fin de mes, que en su caso se traduce en cuadrar al final de ejercicio el presupuesto sin un déficit que les haga merecer la tarjeta roja. La decisión de vender una escultura de Henry Moore por parte de un ayuntamiento necesitado de fondos ha despertado críticas en el Reino Unido, donde destacadas personalidades del mundo de la cultura se han unido para tratar de evitarlo, informó ayer la BBC.
El cineasta Danny Boyle o el director de la Tate, Nicholas Serotam, figuran entre los firmantes de una carta redactada por la hija del escultor, publicada por The Observer, en la que se oponen a la venta de la figura de bronce Draped Seated Woman (Mujer reclinada vestida), que Moore creó en 1958.
Tower Hamlets, un distrito del sur de Londres, anunció el mes pasado su decisión de vender la escultura, forzado por la crisis y un recorte presupuestario "sin precedentes" de más de 100 millones de libras (120 millones de euros) anuales durante los próximos tres ejercicios. El ayuntamiento argumenta además que los costes de asegurar la obra son "demasiado altos" debido al vandalismo y al aumento del robo de objetos de metal.
Moore (1898-1986), conocido por su ideología socialista, vendió su obra al London County Council en 1960 por 6.000 libras (7.500 euros), muy por debajo de su valor de mercado, con el propósito de que fuese expuesta en un espacio público de un barrio degradado del este de la capital británica. La escultura podría alcanzar ahora los 20 millones de libras (25 millones de euros), lo que para Serota y Boyle "va en contra del espíritu original de Henry Moore".
derecho a la cultura Aunque los firmantes comprenden las "presiones financieras" a las que se enfrenta el ayuntamiento de Tower Hamlets, consideran que "todas las personas, con independencia de sus orígenes, deben tener acceso a obras artísticas de la máxima calidad". "Sabemos que los tiempos han cambiado y que los costes de proteger la escultura son elevados, pero creemos que hay varios lugares en el barrio en los que podría exponerse sin peligro y para el beneficio de la comunidad", defienden los firmantes en la misiva.
No es la primera vez que una obra de Henry Moore es noticia este año. En julio pasado, una escultura con forma de reloj de sol realizada por el artista británico fue robada del jardín de la que fuera su casa en el condado inglés de Hertfordshire, ahora sede de su fundación. La escultura de bronce, que mide 56 centímetros y está valorada en más de 600.000 euros fue sustraída sin que los autores del robo dejaran rastro alguno. Se desconoce también si su intención era vender el metal o la obra de arte. El reloj de sol data de 1965 y era un modelo para esculturas más grandes.
con grúa y camión Asimismo, en diciembre de 2005 causó sensación el robo de otra escultura de Moore de dos toneladas en el mismo jardín. Los ladrones utilizaron una grúa para levantar la obra Reclining Figure 1969-70, tran entrar con un camión en la zona protegida con sistemas de vigilancia con cámaras de vídeo. Las grabaciones mostraron cómo tres hombres, con ayuda de una pequeña grúa, cargaron en el vehículo la escultura, valorada entonces en casi cuatro millones de euros y considerada patrimonio nacional de Gran Bretaña, y abandonaron la fundación cultural sin contratiempos.
En aquella ocasión, los investigadores sospecharon que el crimen fue organizado por un sindicato internacional delictivo que conocía perfectamente el valor de las obras de arte. Pero la creencia más extendida era que buscaban el valor del metal. Ahora, el ayuntamiento de Tower Hamlets, al menos, no ha optado por la venta a peso.