BILBAO. "Si hemos llegado a mil programas es porque la gente se ha divertido", reflexiona Kike Amonarriz. Ese era su objetivo cuando nació Mihiluze en febrero de 2006: mostrar el aspecto lúdico del euskera.
¿Qué siente el padre de una criatura que llega al milenario?
Una alegría muy grande y unas ganas tremendas de seguir trabajando en esto. Arrancamos con mucha ilusión y también con mucho miedo, ninguno pensábamos que íbamos a llegar hasta aquí. Todavía me acuerdo cuando empezamos: iba a ser un programa semanal para un trimestre y después ya se vería. De ahí a mil... En esto de la televisión influyen muchos factores, además del trabajo y la ilusión: cómo va a reaccionar la gente, qué competencia va a haber en ese horario... Creo que se han conjuntado todos los astros y hemos tenido esta suerte.
Llegar a esta 'edad' seguro que no se debe solo a la suerte...
La suerte solo llega cuando se han cumplido una serie de factores mínimos. En nuestro caso teníamos un buen formato y una gran ilusión. Un producto que podía funcionar, pero a veces hay factores que hacen que buenos productos no lleguen a buen término.
Además en aquel momento los concursos no estaban en auge...
Así es, yo siempre agradeceré a las personas que estaban entonces en la dirección que tomaran esa decisión. Hicieron una apuesta importante porque no era época de concursos y menos en prime time. Entonces hubo personas que creyeron en Mihiluze y nosotros también pensábamos que, pese a que en otras cadenas no existía esa oferta, en euskera podía tener una buena aceptación. Creo que acertamos.
¿En la intimidad ha empezado a pensar que el programa puede llegar a cumplir diez años?
(Se ríe). En televisión yo creo que todos pensamos a ver si conseguimos continuar el siguiente curso.
¿Y ya lo sabe?
Si no ocurre nada imprevisto, Mihiluze seguirá en pantalla la próxima temporada, así que estamos muy satisfechos. De ahí en adelante, ¡ufff!... El tiempo lo dirá. El tiempo y los espectadores, por supuesto. Ya estamos trabajando en darle una vuelta al formato. Todos los años hemos hecho cambios en los juegos, en el decorado, en grafismo... El próximo año queremos darle una vuelta un poco mayor. Una octava temporada, con mil programas cumplidos, es un buen momento para insertar unos cambios de mayor calado, siempre manteniendo el espíritu Mihiluze de jugar con el idioma y manteniendo las pruebas emblemáticas del concurso.
Con este resultado, es de suponer que no se habrá arrepentido de meterse en televisión...
Ja ,ja, ja. No, no, no. Yo vengo del mundo del euskera, he estado trabajando en servicios de euskera en la Administración, también a nivel de investigación y de planificación, y tanto Mihiluze como los programas que hice antes los veo desde esa óptica. La televisión es un elemento de una gran fuerza que en nuestro caso además es indispensable para el apoyo del euskera y para fomentar su utilización. Es un medio en el que conoces mucha gente, muchas realidades, puedes tener contacto con muchos aspectos laborales y sociales a los que de otra forma no accederías y también es una caja de resonancia muy fuerte. Y además nos lo pasamos muy bien.
No se le ve cansado ni con miedo a que le encasillen, algo que se dice mucho en la tele. ¿Cuál es el secreto para mantenerse igual que el día del estreno?
Nos gusta lo que hacemos, creemos en ello y tenemos un grupo de trabajo fenomenal. Cada día de grabación es un poco una fiesta en la que nos divertimos participando, jugando cada semana con gente diferente. Además tenemos unos concursantes que son una gozada y yo me considero muy afortunado. En este momento, y tal y como están las cosas, lo único que podemos hacer es disfrutar con lo que estamos haciendo porque no tenemos ninguna razón para quejarnos. Por otra parte, estamos trabajando para que la utilización del euskera y el modo en que la gente ve la lengua sea muy lúdico, más festivo. Saber que lo que hacemos tiene su vertiente social y su punto positivo a nivel de normalización lingüística también da ánimos para seguir.
¿Le llegan opiniones de los académicos?
Sí, puedo decir que en Euskaltzaindia también tenemos seguidores y que alguna vez que han visto que no hemos hecho bien alguna cosa o que podían aportar algo nos han escrito con sugerencias. Tenemos una relación muy fluida con el mundo académico del euskera. Creemos que somos una buena vía para socializar muchas de las cosas que están haciendo ellos.
En estos mil programas, ¿cuántos concursantes ha habido?
Más de dos mil y hay que tener en cuenta que nuestra comunidad lingüística es pequeña. Si nos ponemos entre 18 y 40 años, no hay más de 400.000 euskaldunes en el mundo. Saber que más de 2.000 han pasado por el concurso es increíble.
¿En estos seis años ha analizado si ha habido cambios en la asistencia y en la audiencia?
Sí, porque como he tenido mucha relación con el mundo de la sociolingüística y me gusta el tema, suelo mirar mucho los datos y hay aspectos que nos han llamado la atención positivamente. Lo primero que es de remarcar es que cada vez tenemos más ikusles en las grandes poblaciones que en principio quedan fuera de la zona vascoparlante. Estamos viendo que tenemos muchos espectadores en Araba, también en Bilbao y en zonas más castellanoparlantes. No tenemos tantos datos de Iparralde y Nafarroa, pero también sabemos que hay bastante gente que sigue Mihiluze.
¿Hay algo más que le haya llamado la atención?
Otro dato importante es la procedencia de los concursantes. Ha venido bastante gente de Tafalla, de la comarca vizcaina de Ezkerraldea y acude cada vez más gente de Gasteiz. En cambio, el porcentaje de concursantes de Iparralde es menor de lo que quisiéramos, pero ahí hay otros tipo de condicionantes que hacen que sea más difícil la participación. Yo creo que la muga del euskera -que solíamos poner más o menos desde Getxo, Durango, Aramaio y hasta Baztán- en lo que concierne a ETB-1 ya está rota desde hace mucho tiempo y se ve que la presencia de televidentes de zonas no tan euskaldunes cada vez es mayor. Además, insistimos en que la gente mayor se anime, pero es más difícil aunque también tenemos concursantes no tan jóvenes y eso nos alegra.
¿Ha notado más cambios?
Bueno, tenemos la sensación de que ha habido una mayor feminización de los participantes. Al principio venían más chicos y hoy en día son más chicas. Esto puede variar de una temporada a otra pero también puede haber una tendencia.
¿La audiencia también es estable?
Hemos tenido tiempos mejores, estos años están siendo difíciles. ETB-1 ha sufrido un descenso y nosotros vamos con la cadena. Este año además hemos notado mucho el efecto de algunos acontecimientos deportivos con los que hemos tenido que competir. Pero estamos contentos con lo que hemos conseguido e intentaremos mejorar con los cambios que vamos a introducir.
¿Qué ha aprendido de los cientos de personas que han pasado por el programa? ¿Son ellos los que le inspiran los cambios que va introduciendo cada curso?
Sí, vamos viendo qué pruebas les gustan más y nosotros desde la mesa también vemos con cuáles nos divertimos más o hay más implicación con los concursantes. Lo que intentamos es ir cambiando las pruebas que se están desgastando más. También vamos amoldando los contenidos a la gente que concursa porque vamos viendo qué tipo de conocimientos tienen. Nuestro objetivo es jugar, lo que intentamos es que las personas que vienen tengan esa posibilidad, así que los contenidos tienen que ser asequibles y debe haber una mecánica de juego en la que la complicidad entre los concursantes y entre ellos y los presentadores sea la mayor posible.
Para un filólogo, trabajar en 'Mihiluze'...
¡Es un lujo! Se puede ver cómo habla la gente, cómo va cambiando la manera de comunicarse incluso cómo están surgiendo euskalkis nuevos en zonas en las que no se hablaba euskera hasta hace muy poco. Poder ver esta evolución día a día con gente que viene de toda Euskal Herria y de edad muy diferente es muy bonito. También ver los cambios que hay en la transmisión cultural, ver qué tipo de personajes famosos han pasado la barrera generacional y cuáles no, todo eso es muy interesante y para nosotros es una fuente de información muy valiosa. Es un debate diario en el equipo, qué contenidos utilizar y cuáles no.
Siempre ha querido demostrar que el euskera es una lengua en la que podemos divertirnos y usted es el mejor ejemplo.
Ese era el objetivo principal, divertirnos con el idioma. Creo que eso ha calado. Una de las grandes alegrías que tenemos es que se están haciendo mihiluzes en centros de enseñanza, en fiestas, en semanas del euskera... Para nosotros eso es lo más importante, que ese espíritu se ha socializado. Si hemos llegado a mil programas es porque la gente se ha divertido. Hay un dato llamativo y verdaderamente positivo y es que en este momento más de la mitad de los jóvenes que saben euskera provienen de familias erdaldunes.
De lunes a jueves se está disputando una liguilla con los mejores concursantes de 'Mihiluze'. Los que más dinero han recaudado y los que más tiempo han permanecido en el programa se están viendo las caras. Y el sábado será la traca final...
El programa que pondrá colofón a esta semana especial contará con la participación de Mikel Goñi, Julian Iantzi, Urko Aristi, Sara Gandara Nagore Aranburu y Mikel Pagadi. La entrega del sábado será muy potente, muy divertida y con muchas sorpresas.