Al recorrer Polonia, además de su fresquito en primavera, su elegante cultura y sus vodkas y cervezas inevitables, nos acompañarán a menudo las edificaciones de ladrillo. Vastas llanuras han evitado, durante siglos, la extracción de piedra de las montañas y, como curiosidad, las fachadas rojas se desparraman en la superficie del caudaloso río Vístula en los bellos atardeceres soleados.
Un edificio realizado con este material, nada menos que en el siglo XIV, alberga en la costera ciudad de Gdansk el mayor museo del ámbar de Europa. Orientados por el guía oriundo Mariusz Lewy y la responsable del museo, Ewa Pawlega, accedemos a esta antigua prisión y puerta defensiva de la urbe. Ya en el primer piso empieza a oler como en un balneario: se debe a la resina natural que protagoniza sus seis plantas. Nos encontramos junto al mar Báltico, donde se ha larvado durante millones de años la mayor reserva de ámbar del mundo, un fósil sorprendente y precioso, de alto valor en joyería y en artesanía. En el Museum of Amber lo veremos con muchos matices, hasta el verde oscuro, y tamaños, pudiendo conocer la segunda inclusión más grande del mundo, la de una lagartija de 4 centímetros de largo; figuras de joyería de una gran exquisitez y antigüedad y hasta una guitarra eléctrica, realizada por el músico y artesano Walenty Rybak. En una fotografía de gran formato, el nativo Lech Walesa saluda a un Elton John entregado. Polonia ya no es lo que fue hace décadas.
Y es que los polacos disfrutan de su racha benigna tras salir de la devastación de la Gran Guerra y las estrecheces del periodo soviético. Así, en general nos hablarán en un buen inglés y lo mismo escucharemos a Shakira que a Santana o al jazzista Tomasz Stanko. En este sentido, la Fender Stratocaster rodeada de caras joyas es como un anuncio de la Polonia que nos abre sus brazos.
ámbar viajero Los expertos valoran el ámbar báltico por su belleza, variedad de colores y calidad, además de que lo pueden tomar directamente de ese mar y de las minas cercanas a Kaliningrado. Hace 40 millones de años, un glaciar lo trasladó desde la cercana Escandinavia, y hoy los polacos disfrutan de este privilegio, celebrándose en Gdansk la más importante feria internacional, Amberif, que está a punto de cumplir 20 ediciones. En Gdansk existen muchas actividades en torno a esta resina de árboles fosilizada, y solo en la región de Pomerania hay 20.000 personas dedicadas a él.
En la mayoría de las iglesias polacas, los altares tienen algún elemento en ámbar. Mariusz Drapikowski diseñó, por ejemplo, el de la iglesia de Santa Brígida, reproducido en el museo de Gdansk, junto con otras creaciones suyas. Como curiosidad, el estadio Gdansk Arena, ideado para los partidos de la Eurocopa de junio, está recubierto de color ámbar, y al atardecer ofrece reflejos dorados, muy magnéticos. En Gdansk han sabido sacar partido a su patrimonio, no en vano Polonia es un país de continuos e inteligentes detalles.
En el museo de Gdansk suelen adquirir la mayoría de los objetos, con ayuda de sponsors, donaciones e intercambios. Allí nos recuerdan que el ámbar también tiene aplicaciones curativas, especialmente para la piel. En Wroclaw, más al sur en el mapa, el ámbar también es preciado, pero no tan caro como en la costa del norte. Una pieza con inclusión puede costar hasta 5 veces más. A dos horas, en el castillo medieval de Malbork, acaban de inaugurar una exposición permanente sobre este bello y secular material. En Gdansk deberán estar atentos, pues las piezas exhibidas en Malbork son también de una alta calidad.