LA única hija del exlíder soviético Josef Stalin, que desertó de la Unión Soviética a los 41 años de edad y denunció el comunismo, murió el lunes de la semana pasada de cáncer de colon en un asilo de Wisconsin, al norte de los Estados Unidos, a los 85 años. La descendiente del exdictador, cuya deserción a Occidente durante la Guerra Fría avergonzó a los gobernantes comunistas y la convirtió en una autora exitosa, murió en Estados Unidos en el anonimato y con graves problemas de dinero. La información del fallecimiento fue difundida por The New York Times en su edición del lunes, dando cuenta de la compleja vida que tuvo Svetlana Peters, como pasó a llamarse desde su matrimonio en 1970 con el arquitecto estadounidense William Wesley Peters.

Con tres hermanos varones, fue la "pequeña princesa" de Stalin, aunque sus recuerdos del líder no sean los mejores. Svetlana Peters renegó de su padre, a quien calificó como un "monstruo moral y espiritual". Prueba de ese conflicto de identidad es el hecho de que se cambió el nombre en dos ocasiones a lo largo de su vida. Primero fue Svetlana Stalina; luego tomó el apellido de su madre, Alliluyeva, cuando murió su progenitor en 1953; y finalmente fue Lana Peters, cuando se casó en 1970.

Svetlana conmocionó a la comunidad internacional cuando se exilió a Estados Unidos en 1967, motivada, según dijo, por el maltrato que había recibido su difunto esposo, Brijesh Singh, por parte de las autoridades soviéticas.

La vida de la fallecida Peters se asemeja bastante a una melancólica novela rusa, que comenzó con una excelente relación con su padre, que le llamaba "gorrioncito", le hacía numerosos regalos y le entretenía con películas estadounidenses, a pesar de su fuerte rechazo a ese país. Peters llegó a convertirse en una celebridad en su país de la talla de la actriz Shirley Temple y muchos rusos decidieron darle a sus hijas ese nombre, que también fue adoptado por una marca de perfumes.

Al llegar a Estados Unidos publicó un libro de memorias en el que narró su vida en Rusia bajo el título Veinte cartas a un amigo y que pronto se convirtió en un best seller. Escribió tres libros más, entre ellos Solo un año, una autobiografía publicada en 1969.

Tras su muerte, el diario The Wisconsin State Journal publicó fragmentos de declaraciones que Peters efectúo en una entrevista antes de hospitalizarse, a condición de que se publicaran después de su muerte. "Él rompió mi vida. Quiero explicártelo. Rompió mi vida dos veces", dijo al periodista Doug Moe. La primera fue cuando envió a un campo de concentración de Siberia a su fallecido esposo Brijesh Singh, un escritor y cineasta. La segunda, cuando le truncó su carrera. La joven quiso estudiar en la Universidad de Moscú la licenciatura en Literatura pero Stalin se empeñó en que cursara Historia.

Svetlana, que durante mucho tiempo llevó el apellido de su madre, Alliluyeva, se graduó en la Universidad de Moscú en 1949, trabajó como profesora y traductora y se movió en los círculos literarios de Moscú antes de abandonar la Unión Soviética. Su deserción en 1967 causó un furor internacional y fue un golpe de relaciones públicas para Estados Unidos. Pero Peters, quien dejó a dos hijos en territorio soviético, dijo que su identidad implicó más que un cambio de bando en la Guerra Fría. Ella incluso volvió a la Unión Soviética en 1980, solo para regresar a Estados Unidos un año más tarde. Se casó en cuatro ocasiones, la última de ellas con William Wesley Peters en 1970, y con quien tuvo una hija, Olga.