Gautegiz-Arteaga
En las páginas de su libro La sensación de fluidez, el escritor Juan Carlos Cubeiro describe un lugar mágico, rodeado de verdes laderas y ubicado muy cerca del mar. Este idílico paisaje vasco es la Biosfera de Urdaibai. Y es ahí donde Cubeiro descubrió un antiquísimo caserío, convertido en agroturismo, que despertó todos sus sentidos un verano que viajó a Euskadi. Tanto le enamoró la tranquilidad del lugar y la generosidad del matrimonio que lo regenta que decidió convertirlo en su particular escenario literario. La protagonista de su libro halla una inmensa paz interior en Txopebenta, ubicado en la localidad vizcaina de Gautegiz-Arteaga. "Eva Aguilera era la primera vez que visitaba Urdaibai y que conocía Txopebenta. Es una casa de cuento. Es la expresión que utiliza todo aquel que visita este agroturismo", describe Cubeiro en su libro. Txopebenta es de cuento, pero también es realidad y ha cumplido veinte años desde que sus dueños, Aran-tza Gantxegi y Juan Bizkarra, Txope para los amigos, decidieran adentrarse en esta aventura profesional. Esta casa rural fue inaugurada en la primavera de 1990 y es el primer alojamiento de estas características que abrió sus puertas en el País Vasco.
Hacer un resumen de dos décadas se convierte en una misión casi imposible. Arantza y Txope echan la mirada hacia atrás y recuerdan los mil buenos momentos vividos y los no tan buenos que han tenido que sortear, siempre con entereza. "Son muchos años, historias, demasiadas vivencias. ¡Quién nos iba a decir que veinte años después seguiríamos aquí! Hemos trabajado mucho, esa es la clave para seguir adelante. Hemos entregado nuestra vida, el alma, pero estamos contentos". Y es que no es para menos. En veinte años este matrimonio, que lo dejó todo para hacer realidad un proyecto, puede presumir de tener muchos amigos que han conocido gracias a este centenario alojamiento. "Tenemos amigos por todos los lugares, no sólo de España, sino de otros países del mundo. Juan Carlos Cubeiro es uno de esos grandes amigos. Haber aparecido en su libro ha traído a este lugar a muchos turistas. Esperamos no haberles defraudado".
Txopebenta es un caserío con cien años de antigüedad que fue restaurado con materiales de desecho, como viejas traviesas de las vías ferroviarias. Piedra a piedra. Viga a viga a Txope, como a buen vasco, se le metió entre ceja y ceja la idea de restaurar el baserri y transformarlo en un alojamiento rural.
Este alojamiento con encanto está situado en un enclave singular, privilegiado, rodeado de montañas y cerca de las playas de Laida y Laga. En medio de la nada, pero cerca de todo. Cielo y tierra se fusionan en este lugar de mil colores, de mil olores... Y en la mitad, se mantiene en pie la vieja casa, con resistentes cimientos que hacen frente al paso de las décadas. "Cuando empezamos no había ningún alojamiento de estas características en Bizkaia, ni en Euskadi, ni en España. Fuimos los primeros. Para nosotros era algo nuevo, pero sabíamos que recuperando este viejo caserío, recuperábamos nuestra historia, la de los antepasados". La confianza, generosidad y el buen hacer de los responsables de este alojamiento rural vizcaino les ha servido para ganarse a una clientela fija. Una ventaja importante, en esta época de crisis mundial por la que se está atravesando. Son muchos los que repiten, principalmente catalanas y madrileños. "Tenemos unos clientes de Iruñea que nos visitan todos los años en sanfermines. De Galicia, de Andalucía, hasta de Argentina han venido hasta este lugar", explican.
Para reconocer todo su trabajo, Nekatur, la asociación de casas rurales y agroturismos del País Vasco, ha organizado un acto homenaje el próximo viernes.