Bilbao
LAS princesas tienen los días contados porque la bruja se quiere calzar los cuentos clásicos de toda la vida. La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, se ha convertido en la nueva mala de los cuentos, en el azote de hadas y ninfas porque ha propuesto vetar las historietas infantiles tradicionales en los colegios. Bibiana Aído ha arremetido contra cuentos como Blancanieves, La cenicienta o La Bella Durmiente y el Ministerio que dirige pretende acabar con la lectura de este tipo de libros en las escuelas porque, a su juicio, fomentan el sexismo ya desde edades tempranas. Las princesas románticas que necesitan ser salvadas por un valiente príncipe azul, o las que limpian la casa de los siete enanitos fomentan, a su juicio, la desigualdad desde la más tierna infancia.
Ésta ha sido la última iniciativa con la que se ha descolgado el Ministerio en la presentación de los materiales didácticos de la campaña Educando en Igualdad, que tiene entre sus objetivos fomentar la igualdad entre niños y niñas y prevenir la violencia de género. Entre dichos materiales se ha presentado un cuaderno de actividades para niños y niñas de educación infantil, en el que se propone buscar cuentos no sexistas, ya que las historias infantiles "suelen estar llenos de estereotipos".
La cruzada contra los míticos personajes escenificados por Walt Disney va a degüello con argumentos bastante peregrinos. "Casi todas las historias colocan a las mujeres y a las niñas en una situación pasiva en la que el protagonista, generalmente masculino, tiene que realizar diversas actividades para salvarla", como ocurre en los cuentos anteriormente citados. A juicio de la ministra "hay que olvidarse de los príncipes azules, las bellas durmientes y las medias naranjas" porque, según recoge el texto, "si os paráis un momento a pensar, la media naranja implica que somos seres a media o inacabados hasta que no encontramos una pareja que nos complemente, que dé sentido a nuestra vida".
agria polémica El debate está ahora servido entre los libreros y también se ha trasladado a la calle. Muchos padres aseguran que deben ser ellos los que deciden qué contar a sus hijos y prefieren que las historias de siempre no queden aparcadas. Otros adultos se apresuran a recriminar a la ministra y le recuerdan, con sorna, si no se ha enterado que en La dama y el vagabundo, se habla con una mascota. También aducen que, bajo esos parámetros, habría que cargarse todas las historias en las que el héroe salva a la chica y con ello peligraría buena parte de la cultura occidental.
Las críticas a la rocambolesca iniciativa han arreciado entre los sectores más conservadores y el Foro de la Familia ya ha denunciado que el Ministerio de Igualdad quiere imponer censura y un adoctrinamiento que son incompatibles con la democracia y el Estado de Derecho".
"¿La censura de Aído se limitará a los cuentos infantiles como Blancanieves o La Cenicienta o se extenderá a la tragedia griega o al Quijote porque Eurípides y Cervantes no compartían su ideología?", ironizó el presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco. En su opinión, "la osadía de esta manipulación de lo público al servicio de una ideología particular llega hasta la pretensión asombrosa de censurar la literatura infantil clásica porque no se adecua a los esquemas ideológicos de la ministra Aído".
En este sentido, la organización denuncia "la pretensión de la ministra de Igualdad de llevar a las escuelas, con cargo a los presupuestos del Estado, su visión de la sexualidad y el feminismo apoyando con subvenciones a sus militantes ideológicas para entrar en la escuela a adoctrinar a todos los niños" en lo que, a su juicio, supone "un verdadero asalto partidista a la escuela".