Madrid. David Janer vuelve a enfundarse el traje de ninja del Siglo de Oro en Águila Roja, la serie de TVE más vista en 2009, para la que confiesa que no tiene que estudiar Historia, ya que la época en que se desarrolla "es una excusa para la aventura, para las espadas y las capas". Esta noche vuelven a La 1 las aventuras del maestro de escuela Gonzalo de Montalvo, que se convierte en el enmascarado que da nombre a la serie para luchar contra las injusticias que oprimen al pueblo en la España del XVII.

El héroe se afanará ahora por conocer sus verdaderos orígenes, con tramas en las que aparecen una intrigante Marquesa (Myriam Gallego), un cruel Comisario (Francis Lorenzo), un ambicioso Cardenal (José Ángel Egido) y hasta Felipe IV, quien muestra a su familia retratada en Las Meninas en el primer episodio de esta segunda temporada. Pese a todo, este actor catalán, de 30 años, que se hizo muy popular gracias a su paso por series como Compañeros y Los hombres de Paco, explica que no necesitó estudiar el Siglo de Oro para este papel, "porque no es una serie histórica, el marco histórico se toma como excusa para poder rodar con caballos, capas y enmascarados". El lenguaje utilizado en los guiones es otra de las críticas recurrentes a las que se enfrenta Águila Roja, y Janer confirma que "no se ciñe a la época, porque hablar como entonces resultaría muy extraño para el espectador".

El público fue muy fiel a los 13 primeros capítulos, que promediaron 4,6 millones de televidentes (25,5 % de cuota de pantalla), cifra que situó a esta coproducción de TVE y Globomedia como la serie española más vista de 2009 y el mejor estreno de ficción de los últimos cuatro años. Janer reconoce, no obstante, que cuando recibió la oferta tuvo un doble pálpito: "Sabía que me metía en una serie muy arriesgada, que no tendría término medio e iría o muy bien o muy mal, porque no tenía claro que la gente se fuese a enganchar a la historia de un ninja saltando de tejado en tejado". Las razones del éxito están en que "aúna bastante bien la comedia, el romanticismo y la intriga, puede seguirla toda la familia, y mucha gente me dice que les recuerda a las películas clásicas de aventuras".

Este actor confiesa que de joven era "un flipadete" de las artes marciales, "así que cuando me pusieron una espada en la mano me dije: esta es la mía". Janer, que tiene su propio club de fans, está acostumbrado a que le paren por la calle, aunque ahora nota una diferencia: "Cuando hice Compañeros, oía al fondo los gritos de las fans y me asustaba un poco; ahora, me abordan más familias". Él prefiere que no le adulen -"la audiencia es lo que me sube la moral", asegura- y para las críticas prefiere a su madre, "una de las más exigentes", o a sus amigos, "que me digan la verdad aunque duela, para seguir progresando". Finalmente, admite que el cine es para él en estos momentos "un medio menor, porque casi no me llaman; cada uno tiene que estar contento con lo que hace".