Bilbao

La noticia ha causado verdadero impacto mediático. Belén Esteban, la musa de Telecinco, el icono de la telebasura más radiactiva, se ha transformado radicalmente.

Aquella nariz de boxeadora que parece macerada por los golpes de la vida y la cocaína; aquellas bolsas hinchadas bajo sus lánguidos ojos, que daban profundidad y estilo, es decir, esos rasgos precisos que hacían creíble su papel de chillona arrabalera han pasado a mejor vida gracias a la magia del bisturí del doctor Ramón Vila-Rovira, y una buena cantidad de pasta que sin duda le ha proporcionado la revista que tan ufanamente anuncia la exclusiva mundial.

Belén Esteban, salta a la vista, y más en páginas interiores, parece una princesa, y no la del pueblo, como ha sido bautizada no sé por quién, sino de cuento de hadas; una muñequita con rostro amable y cándido a la espera de un príncipe azul fetén, y no como su Fran, el discreto camarero, su chorbo desde la pubertad, que ha sabido esperar paciente sus escarceos con Jesulín de Ubrique, el salto a la fama, el infame tráfico mediático con su Andreíta del alma, la separación, el rejuntamiento y lo que te rondaré morena.

La entrevista la firma el padrino televisivo de Belén, Jorge Javier Vázquez, y lo hace con trazo melifluo y simplón, como si en vez de Lecturas el texto estuviera destinado a ¡Hola!, que sólo trata con la alcurnia para amamantar sus egos. "Esto me ha dado fuerza para volver a ser madre. Fran está como loco por tener un hijo conmigo", revela la nueva princesa a su querido Jorge Javier.

Mañana, viernes, Belén reaparecerá en el plató de Sálveme, que el propio JJ presenta y dirije en Telecinco, un canal que ya se frota las manos imaginando la descomunal cuota de audiencia que tendrá mañana, y que además ha reservado a su nueva reina para protagonizar las campanadas de Nochevieja.

No es demagogia. Telecinco rebajó su nivel de telebasura y perdió la primacía de la audiencia. Rectificó, recobró la inmundicia y, ¡albricias!, los televidentes volvieron solícitos al redil. Así es la cruda realidad de la batalla televisiva.

Ahora bien. La operación de cirugía estética de Belén, que finanzas.com calcula ha costado 12.000 euros, puede provocar el efecto inversamente perseguido y deseado.

No me imagino a la zafia Belén gritando "¡¡Ni que fuera Bin Laden...!!" en Telecinco con esa carita de pija sin que el personal se parta de risa.