El sol es, indiscutiblemente, el astro rey, y en verano brilla más tiempo y con más fuerza, trayendo el buen tiempo y buen humor (la luz solar es un antidepresivo natural). Además, invita a disfrutar de todo tipo de actividades al aire libre (deportes, baños, excursiones, comidas, viajes€). Pero el sol puede ser también perjudicial, bien por el efecto directo de sus rayos, bien indirectamente. Te contamos cómo sortear estos peligros.

Primer mandamiento: ponte crema. Aunque solo sea un simple paseo es clave proteger la piel con filtro solar (da igual si está nublado; los rayos siguen haciendo su función). Lo ideal después de un periodo tan largo sin sol es comenzar con cremas de factor 50, y con el paso de los días ir disminuyendo poco a poco hasta el factor 20.

Por eso no tienes que escatimar a la hora de protegerte. Como suele decirse, mejor que sobre que no que falte. Aplica una buena capa de crema en todas las zonas que vayan a estar expuestas: rostro, cuello, brazos, manos€ Y si llevas sandalias hazlo también en pies y tobillos. ¡Son los grandes olvidados!

Además, si vas a pasar mucho tiempo al aire libre, repite la aplicación de la crema solar cada dos o tres horas, ya que es cuando empieza a disminuir su eficacia. Igualmente, procura también evitar estar a pleno sol en las horas centrales del día: de 12 de la mañana a 5 de la tarde.

Según los dermatólogos, hay que preparar la piel desde el interior, porque actúa como barrera protectora del organismo. En esta línea, además de cuidar desde fuera, también debemos aportarle los nutrientes necesarios para repararse, regenerarse y protegerse desde dentro. ¿Sabes cuáles son los imprescindibles? Los betacarotenos, que combaten los datos de la radiación solar y neutralizan los radicales libres. A saber: calabaza, zanahoria, melocotones, albaricoques, papaya, pimientos€ ¡No pueden faltarte cada día!

También es aconsejable sumar un plus de Q10. Este nutriente es el primer antioxidante en la piel por la acción del sol. De ahí la importancia de incluir también en tu dieta alimentos que la contengan. La Q10 está presente en el pescado azul, el marisco, las espinacas, el brócoli y las nueces, básicos para reforzar la protección natural de la piel.

Y después de...

Después de tomar el sol es importante que limpiemos la piel eliminando cualquier resto de cloro de las piscinas o sal del mar para dejarla limpia y relajada. Aplicar una crema altamente hidratante es esencial si lo que queremos es que la piel se calme de la exposición.

Existen productos preparados, concretamente los conocidos como after sun, que aportarán a nuestra piel la hidratación necesaria, que además nos ayudará a mantener el bronceado de forma saludable.

También es imprescindible recordar los tres pasos en casa para lograr un rostro perfecto.

Exfolia una vez por semana. Según todos los expertos es un paso clave para reparar los daños provocados por el sol y estimular la producción de colágeno. En principio, con exfoliar tu piel una vez a la semana con ingredientes naturales como la miel, la menta o la leche de coco, es suficiente.

Hidrata a diario. Las altas temperaturas, el sol y el viento contribuyen a la pérdida de humedad de la piel. Para recuperarla es necesario elegir cremas diarias que contengan componentes regenerantes, como aceites nutritivos y vitamina C.

¿Mascarillas? Cada dos semanas. Aplícate una mascarilla cada dos semanas para devolver la luminosidad al rostro ¿Tus mejores aliadas? Las de velo contienen una gran cantidad de principios activos como colágeno, elastina, ácido hialurónico€ Solo tienes que colocarla en tu rostro y dejarla actuar 20 minutos. No necesitan aclarado.

Insolación y quemaduras

La insolación suele producirse por la prolongada exposición al sol, debido a una excesiva acumulación de calor en el organismo, sobre todo en las personas que están poco habituadas a la luz solar y que se exponen a ella en forma prolongada. Suele provocar dolor de cabeza repentino, aumento de la temperatura corporal, excitación o somnolencia, náuseas y vómitos, trastornos visuales y, en casos severos, incluso pueden presentarse trastornos respiratorios y pérdida de conocimiento. ¿Qué hacer? Lo primero es disminuir la temperatura corporal y en casos graves acudir al médico.

La quemadura, por su parte, se caracteriza por el enrojecimiento de la piel e incluso la aparición de ampollas, con escozor intenso y dolor. Aparece pocas horas tras la exposición al sol y alcanza su máximo a las 12-24 horas. ¿Qué hacer? Si hay ampollas (quemadura de segundo grado) o si la quemadura es extensa, ir al médico lo antes posible. En el resto de casos, interrumpir la exposición al sol, aplicar cremas hidratantes, beber agua y otros líquidos sin alcohol.