L festival Esférica Rioja Alavesa, que se celebra hasta el domingo, se sustenta en una fusión de arte, música, tierra y gastronomía. Los conciertos de Morcheeba, Depedro, Tulsa, Zetak o Amorante, entre otros artistas y grupos, se fusionarán con espacios únicos como El Balcón de la Rioja, Laguardia, La Puebla de Labarca, Villanueva y Elvillar.

Además de la música, el festival incluye también citas artísticas en la Bodega Ysios, donde se ofrece una pieza de videocreación de la Colección Artium, y propuestas gastronómicas a cargo de Iñaki Murua y Carolina Sánchez, de Íkaro Restaurante, acreedor a una Estrella Michelin y un Sol Repsol. En su cocina apuestan por la fusión entre sus orígenes: Laguardia y Ecuador.

El cartel musical se expondrá en ocho escenarios situados en “emplazamientos únicos”, como el Balcón de la Rioja, cercano a El Ciego y destino en ascensión por la Sierra de Cantabria. El emplazamiento ofrece una gran panorámica de viñedos y pueblos, a ambos lados del Ebro, sobre todo en días claros. Otro de los lugares elegidos es la Torre Abacial, en Laguardia. Torre-castillo que sirvió de defensa a las murallas de la villa, se levantó siguiendo los modelos del norte de Italia y los Pirineos catalanes del Románico.

Otro de los escenarios estará junto a La Póveda de Lapuebla de Labarca, parque natural y enclave paisajístico que cuenta con mesas, asadores y zona infantil de juegos. Ofrece una presa que parte en dos el Ebro y permite tanto el baño como la navegación en kayak o piragua. Igualmente atractiva es la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Elvilla-Bilar, del XVI y construida sobre un castillo. Está cubierta por bóvedas de crucería en forma de estrella, y sus escaleras y pila bautismal son verdaderas obras de arte.

Los visitantes del festival Esférica podrán descubrir también Villanueva de Álava, situada al sur, en la cuadrilla de Laguardia. Su núcleo urbano se ubica a ambos lados del arroyo Herrera, pero el resto de la localidad la dominan paisajes abiertos y superficies repletas de viñedos. Cuenta con numerosas casas señoriales y una bonita iglesia parroquial, y está muy ligada a la cultura del vino. Su padrón cuenta con 300 vecinos, pero el de bodegas asciende a nada menos que 40.