A exigencia conduce a la excelencia. Podría ser el lema en el frontispicio de un exclusivo college británico o el título de un tutorial de coaching, pero es la consigna que guía los pasos de EuroNcap. Esta entidad independiente, autoerigida en auditora de la seguridad de los coches que se incorporan al mercado, va incrementando paulatinamente el grado de exigencia de sus exámenes teórico-prácticos. Ese creciente rigor aún permite que la mayoría de los aspirantes alcance el anhelado sobresaliente en forma de cinco estrellas, aunque comienza a despertar controversias. Sobre todo entre los fabricantes damnificados por unas valoraciones que en algún momento parecen aplicar más de un rasero y en otro resultan inclementes, por no decir crueles.

La última evaluación realizada por esta institución europea arroja un balance heterogéneo, con resultados similares pero calificaciones dispares. Pequeños pero trascendentales detalles deparan que algunos automóviles ostenten la máxima puntuación mientras otros se quedan un peldaño por debajo, valoración que en realidad equivale a fracasar en el objetivo primordial de las cinco. De los siete coches escrutados en la oleada de abril, dos quedan frustrados sin pasar de cuatro astros. Los demás logran hacer pleno de cinco, aunque demostrando grados de solvencia distintos.

Así, el DS 4 puede alardear de esa nota, que consigue después de una doble convocatoria, con revisión de examen incluida. En el primer test, realizado a una unidad con equipamiento de serie, la calificación fue más baja: 85% de eficacia en protección de ocupantes, 86% en el caso de pasajeros infantiles, 74% en la de viandantes en riesgo de atropello y 65% en efectividad de las ayudas a la conducción. En una repesca sin justificar, ya provisto del paquete de seguridad adicional, el DS4 mejoró esa última prestación hasta un 82%, elevando así la media que permite alcanzar todas las estrellas.

El mejor balance de la convocatoria lo presenta el Lexus NX, con un 91% de estimación en protección de ocupantes, 87% en la de niños, 83% en la de peatones y 91% en asistencia a la conducción. No llega a tanto el expediente del Megane E-Tech, que sin embargo acredita buenos porcentajes de efectividad: 85% en adultos, 88% en infantes, 65% en viandantes y 79% en electrónica de seguridad.

El capítulo de los sobresalientes lo completan los dos candidatos de Volkswagen, que merecen similares valoraciones a juicio de EuroNcap. La organización considera a Polo y Taigo declinaciones de un mismo concepto de vehículo, sin apreciar que las diferencias físicas entre uno y otro sean determinantes. En su escrutinio concede a ambos calificaciones muy semejantes: 94% en cuidado de viajeros adultos, 80% y 84% en salvaguarda de niños a bordo, 70% y 71% al evitar daños en atropello a personas, y 70% en efectividad de las asistencias a la conducción.

Las decepciones son para Honda y BMW. El HR-V de la casa nipona se ve penalizado por una floja valoración de su capacidad de protección infantil. Se le reconoce un 75%, cinco puntos por debajo del siguiente modelo, lo que lastra las buenas calificaciones obtenidas en los demás apartados.

Otro tanto sucede con el Serie 2 Coupé, primer BMW en mucho tiempo degradado a la categoría de cuatro estrellas. La culpa, por así decirlo, recae en la mala puntuación recibida por la efectividad de sus sistemas electrónicos de asistencia a la conducción (64%). Lo cierto es que en los crash test con dummies, el cupé alemán no conseguía frenar antes de arrollar al niño autómata que se cruzaba en su camino; otro tanto ocurría en tales circunstancias con el maniquí en bici.

Hasta ahí todo parecería coherente si no fuese porque, tal como se puede constatar en los vídeos oficiales de los test, eso mismo sucede con los dos modelos de VW: Polo y Taigo también se llevan por delante al ciclista de turno. Y EuroNcap recompensa a ambos con las cinco estrellas.

Dos de los siete coches escrutados en la oleada de abril quedan frustrados sin pasar de cuatro astros