Extenso y coherente, el catálogo de Mercedes-Benz propicia las comparaciones entre modelos, aunque sean de distintas líneas tecnológicas o estilísticas. En el caso del EQE los parecidos saltan a la vista una vez conocido el flamante EQS. El siguiente candidato, que se anuncia para marzo, puede pasar por una interpretación ligeramente comprimida de la aristocrática berlina con impulsión eléctrica.

Si el Clase E es una réplica que sintetiza el Clase S, el EQE hace lo propio con el buque insignia a batería. Así pues, tiene la capacidad de embelesar tanto a amantes de la ingeniería avanzada como a estetas proclives a la innovación. Conmueve con una sugestiva carrocería de tres cuerpos y cuatro puertas, mucho más capaz de lo que sugiere su afilada silueta. Ocupa 4,95 metros de largo, más o menos lo mismo que la del Clase E, pero sorprende por la habitabilidad que propician sus 3,12 metros de batalla (18 cm más que la berlina hermana); no convence tanto el maletero, que se conforma con ofrecer 430 litros.

Beneficiado por muchos de los avances estrenados por el EQS, el EQE se asomará a la calle proponiendo una versión inicial que transmite 292 CV a las ruedas posteriores; asocia dicho motor a una batería de 90 kWh, lo que lo faculta para acreditar una autonomía de 545 a 660 km. El desarrollo de la gama deparará variantes más solventes (680 CV en la AMG) y la posibilidad de contar con tracción en los dos ejes. El precio es, por el momento, una de las incógnitas a desvelar.