GERARDO Pérez, presidente de la patronal de concesionarios FACONAUTO, Sébastien Guigues, director general de Renault Iberia, y sus homólogos en Hyundai Motor España, Leopoldo Satrústegui, y en SEAT, Mikel Palomera, compartieron ayer su visión del sector en la VII Jornada DEIA del Automóvil. La crisis de los semiconductores y el lento pero a su juicio imparable proceso de electrificación marcan la agenda de la automoción.

Sus intervenciones en este foro, que repetía formato virtual, evidencian que el gremio del motor se debate hoy entre la esperanza y cierta frustración. En el corto o medio plazo preocupan las consecuencias de la falta de microchips. Con más perspectiva de futuro, el gran reto es "la transición energética hacia una movilidad cero emisiones", consiguiendo, además, que resulte "asequible para todos".

Las fundadas expectativas de recuperación de la actividad que albergaba el gremio tras la pandemia tropiezan con la carencia de semiconductores. El desabastecimiento de estos minúsculos pero esenciales componentes, impide producir los coches necesarios para atender una demanda que iba en ascenso. Los cuatro expertos coinciden en que el problema va para largo, y en que "dejará notar sus efectos hasta bien entrado 2022". La recuperación podría comenzar, por tanto, a partir del segundo semestre.

"El futuro es eléctrico". Los expertos reunidos por DEIA coinciden en ello. Lo que nadie es capaz de aclarar es cuánto tardará en llegar; tampoco el coste económico y social que va a exigir. En sus intervenciones, los cuatro ponentes han encomiado las ventajas medioambientales de este método de impulsión, que exige, eso sí, un cambio de mentalidad al usuario. También un mayor esfuerzo económico inicial, por su superior precio de adquisición. Compensado, aseguran, por unos costes de utilización inferiores que propician su rentabilidad. Reconocen, asimismo, la necesidad de avanzar en el desarrollo de infraestructuras de recarga que hagan verdaderamente viable la electromovilidad.