Una gran tormenta de arena enterró el domingo la ciudad de Dunhuang, en la provincia de Gansu, al norte de China. Este fenómeno atmosférico, que superó los 100 metros de altura, es bastante habitual en la zona, próxima al desierto del Gobi. La tormenta paralizó la ciudad durante varias horas.

Las redes sociales se llenaron enseguida de imágenes de la tormenta, que tiñó en pocos minutos las calles de amarillo y redujo la visibilidad a más de cinco metros. La policía china tuvo que intervenir con controles en la entrada de las autopistas para controlar el tráfico y evitar accidentes hasta que la tormenta se disipó.

La nube de polvo llegó incluso a Pekín, a casi 1.000 kilómetros de distancia.

Fenómenos habituales

Estas tormentas son habituales en la zona, pero lo raro es que se produzcan en verano. Dunhuang tiene una población de 130.000 habitantes y es conocida por las cuevas de Mogao, un conjunto de templos budistas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987.

El desierto del Gobi es un lugar propicio para la formación de estas tormentas, que se producen cuando fuertes vientos turbulentos erosionan las partículas de arena y lodo de terrenos áridos y las arrojan a la atmósfera.

Estos temporales, causados generalmente por tormentas eléctricas, pueden recorrer grandes distancias y arrastrar diversas sustancias contaminantes a lo largo de su trayecto.