LA isla griega de Leúcade, en el Jónico, aúna aguas azul eléctrico, montañas bañadas de verde y algunas de las playas más famosas del país. Este año, con un solo caso registrado de coronavirus hasta el momento, ve sus paisajes, hoteles y restaurantes prácticamente vacíos.

Porto Katsiki, uno de los principales atractivos de la isla que suele encontrarse en las listas de mejores playas de Europa, muestra estos días una imagen inusual. Sus dramáticos acantilados blancos, normalmente complementados por cientos de sombrillas de todos los colores, dan cobijo a apenas decenas de personas que toman el sol y algún barco que hace escala.

Léucade o Lefkada en griego (un nombre que podría venir precisamente de la blancura de sus indómitos acantilados) es una de las islas más accesibles del país, pues está conectada con la costa de Acarnania por un puente flotante y se puede llegar en coche, sin necesidad de ferris o aviones. Debido a sus montañas, el centro de la isla está ocupado por aldeas, pequeños pueblos y monasterios y son las costas las que albergan las poblaciones más importantes.

En el norte, Lefkada, la capital de la isla; en el este, Nídrí y otras poblaciones turísticas miran a varias pequeñas islas privadas, como Skorpios, que fue propiedad de la familia Onassis y albergó en 1968 la boda entre la ex primera dama estadounidense Jackie Kennedy y el magnate heleno Aristóteles Onassis.

En el oeste y sur de la isla se encuentran las playas más impresionantes, como Porto Katsiki, pero también la larga Kathisma, la pequeña cala de Agiofili, perfecta para bucear en sus aguas turquesa o la escénica Milos, junto al pintoresco pueblo de Agios Nikitas. Tanto al pueblo, repleto de las tabernas más auténticas, como a la playa de Milos se puede acceder tan sólo a pie, pues los coches deben aparcarse a la entrada de esta población.

Una excursión entre olivos, cipreses y limoneros llevan hasta el diamante que es Milos, una de las pocas playas de arena de la zona, excepcionalmente conservada y que ofrece un lugar de descanso y relajación privilegiado. Como alternativa a la caminata, en los meses de verano también se puede acceder en una de las embarcaciones turísticas que recorre la costa.

GRAVES PÉRDIDAS Grecia inició su desescalada a principios de mayo, ya ha comenzado a recibir algunos vuelos extranjeros y ha registrado una de las tasas de contagio más bajas de Europa. Todas las esperanzas están puestas en que julio y agosto permitan aliviar el golpe al turismo. Aún así, el Gobierno prevé una pérdida del 70 % de llegadas este año. “Últimamente estoy muy estresada, no por la falta de reservas, sino porque quiero estar segura de que quien venga lo haga sin riesgos. Hay que cuestionarse todo lo que hacíamos hasta ahora: cómo y si se organiza el desayuno, la limpieza, qué tipo de desinfectante se usa... Los hosteleros tenemos una responsabilidad personal, porque si pasa algo en verano será por nuestra culpa”, asegura Katerina Dendrinu. regenta junto a su hermano un hotel que lleva su nombre en Vasiliki, un pequeño pueblo del sur de la isla conocido por tener una bahía ideal para el kitesurf y el windsurf. Con tan sólo 19 y 13 años respectivamente, se responsabilizaron del hotel abierto por sus padres y le insuflaron vida. Este año, además de los servicios habituales y gracias a sus estudios en Medicina, Katerina ofrecerá atención sanitaria a sus huéspedes.

El año pasado más de tres millones de turistas extranjeros visitaron las islas del Jónico, donde gastaron alrededor de dos mil millones de euros. Más de un 25 % de los trabajadores de estas islas se dedican a la hostelería y restauración. Lideran las visitas a estas islas verdes los británicos, con más de 1.075.000 turistas, seguidos de lejos por 350.000 alemanes, 314.000 italianos y otros europeos.

Aunque Katerina está segura de que este año echará de menos a muchos viajeros extranjeros, también está convencida de que si todo va bien el próximo verano será muy bueno, porque la pandemia servirá para que se revaloricen las vacaciones.

“Tener tiempo para uno mismo es muy importante, para todo el mundo. Desde que comencé en este negocio he sabido que las vacaciones son una de las partes más importantes de la vida de una persona porque trabajas durante todo el año y tienes solo diez días para vivir relajado. Por eso aprecio tanto que la gente pase esos días con nosotros”, explica visiblemente emocionada.