CUANDO era estudiante heredó de su padre el coche, un Renault 6 destartalado que le salvó la vida en aquellos recorridos hasta la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Leioa donde desarrolló su carrera. "¡Vaya época aquella! Iba a la uni con mi coche como una reina. Me movía todo el rato con aquel R6 viejo, pero que me salvó. Mi R6 parecía una avioneta". Su coche lo llevaba lleno de maletines de pintura y la vaca repleta de lienzos de gran formato... "Si hubiera tenido que ir en autobús habría sido muy duro. Para mí, el tener un coche en aquella época fue imprescindible, no sé qué habría hecho sin vehículo propio", recuerda la directora de creatividad de la asociación Bilbao Centro, Olga Zulueta. Después del R6, Olga se compró un Chrysler que también le sacó de algún que otro apuro, pero la vida cambia y también las formas de moverse. Zulueta se dio cuenta un día de que no necesitaba el coche para nada, porque el mejor medio de transporte que cubría sus necesidades era el metro. "Aparqué el coche y hasta hoy. No lo he vuelto a pillar", confiesa. Han pasado muchos años, tantos que ya ni se acuerda. "No lo hecho de menos, no lo necesito". Olga pasó de ir a todos los sitios en coche a viajar en el suburbano que recorre la ciudad y parte del territorio por las entrañas más profundas: " La comodidad que ofrece el metro no te ofrece el transporte privado", se sincera la directora creativa de Bilbao Centro.

Para Olga el metro es como la columna vertebral que recorre por debajo de las aceras, calles y también por la parte comercial de Bilbao. Lo compara como la sangre que circula por las venas de las personas y de los animales. "Ha sido clave en la transformación de la ciudad", apunta. De hecho, Olga destaca que la apuesta por un transporte público moderno como el metro o el tranvía ha marcado para la villa y su territorio un antes y un después. "Fue un proyecto muy criticado, pero no nos damos cuenta cómo ha mejorado nuestras vidas. Hay muchas paradas que nos llevan puerta a puerta. Eso es un lujo".

Cuando va a visitar a su tía a Getxo coge el metro que le deja cerca de su casa: "Si vas con el coche, tienes que estar pendiente de dónde lo aparcas", cuenta. Hasta hace poco, Zulueta ha impartido clases de fotografía en el aula joven de Portugalete y también utilizaba el metro para sus traslados. "Tengo mi chófer/choferesa particular. Me he acostumbrado y ahora no me imagino cogiendo el coche otra vez", dice.

Todavía recuerda lo lúgubre y oscuro que eran los alrededores de la plaza Pío Baroja donde tenía su estudio de pintura. "Ahora tenemos el tranvía que pasa por delante. Es un medio de transporte diferente al metro, pero se complementan perfectamente. A mí también me gusta cogerlo de vez en cuando", asegura. El tranvía, es en su opinión, es la mejor opción para recorrer la zona nueva de la capital vizcaina.

"Si quieres ir a la zona del Guggenheim, es la mejor forma. Es ahí donde ves la impresionante transformación que ha experimentado la ciudad en los últimos años. De vez en cuento me monto en el tranvía solo para verlo y comprobar ese cambio", recuerda Zulueta. La artista sigue pintando en casa, muchas veces como manera de descargar tensiones. Se encierra, pone música y deja que la creatividad fluya. "Desde que tengo uso de razón recuerdo estar pintando y dibujando. Lo que hago en Bilbao centro tiene un componente muy creativo", afirma. Su labor en la asociación es una combinación de todas esas materias en las que se ha formado durante años. Un gran puzzle, repleto de piezas. Olga regala una sonrisa bajo el fosterito, en una de las entradas del metro en la plaza Moyúa.

Día. Lunes 17 de febrero.

Hora. 12.00 horas.

Lugar. Plaza Moyúa.