HACE muchos años, décadas, que los gestores y voluntarios colaboradores de organizaciones para el desarrollo se dieron cuenta que además de aportar el pescado, lo mejor era dar la caña y enseñar a pescar. Y que en este camino de autogestión hacia el futuro, la mejor apuesta es la educación de las niñas, porque de mayores, ya mujeres, no solo ellas mejoran, sino que son levadura para el desarrollo de toda la comunidad. Así lo entienden y han entendido desde sus inicios en Baltistan Fundazioa.

En el Valle de Hushé (Pakistán) ¡no hay descanso! Las niñas ya se están preparando para comenzar el siguiente curso escolar; a ellas les toca estudiar duro y a Baltistan Fundazioa apoyarlas con las herramientas necesarias para que puedan ser lo que ellas quieran ser en el futuro. En ello están Pedro Ibarra, Esther Cano y Elena Eizaga.

La organización vasca tiene en marcha su campaña de venta de bonos de 50 euros con los cuales garantizarán la escolarización de una niña del Valle de Hushé por cada bono durante todo un año, incluyendo matrícula, material y sueldo del profesorado.

"Las niñas de las nuevas generaciones vienen cargadas de energía y motivación. Son la llave del cambio que garantizará el desarrollo de las comunidades del valle. En Baltistan Fundazioa se apuesta por ellas", explica a DEIA Pedro Ibarra, elegido nuevo presidente de la Fundación, que trabaja desde hace más de una década en el Valle paquistaní.

Actualmente, la zona cuenta con una población fundamentalmente joven y a pesar de que los índices de escolarización primaria son elevados, "una gran mayoría se ve obligada a abandonar sus estudios antes de lo previsto por falta de medios e infraestructuras de educación secundaria", reconocen Esther Cano, cooperante en el Valle durante meses con proyectos dirigidos a niñas y mujeres, y Elena Eizaga, también trabajadora de Baltistan Fundazioa.

Muy pocos son los que deciden poner rumbo a la ciudad para finalizar sus estudios debido al elevado coste económico y social que ello conlleva (vinculado a un profundo sentimiento de arraigo que existe en estas comunidades). Por ello, ante la falta de alternativas, no les queda más remedio que poner fin a su formación educativa de manera involuntaria. En esta situación, además, quienes más sufren son las niñas; condenadas a trabajar en el campo, realizar tareas de cuidados en casa o, incluso, a casarse a una edad muy temprana.

El reto de Baltistan Fundazioa para este curso 2020 son 1.000 becas para otras tantas niñas escolarizadas en el Valle de Hushe; un curso de marzo a noviembre, "los meses en lo que no hibernan por el frío", explican Esther Cano y Elena Eizaga.

La comunidad empieza a asumir como necesaria la educación de sus hijas, pero no es tan generalizada la oportunidad de acceso para la educación secundaria debido a los matrimonios prematuros y las cargas de trabajo en el campo, "por ello queremos seguir apoyando hasta que la oportunidad de estudiar para las niñas sea real en todos los niveles educativos", señala Ibarra, satisfecho por la evolución de 2016 a 2019 de las niñas y niños huérfanos becados. "En total fueron 2.877 niñas becadas y 416 huérfanos".

Con los bonos, su fuente de ingresos principal - ya que no cuenta con patrocinio de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo- Baltistan Fundazioa construirá también escuelas que dé a las niñas la oportunidad de completar sus estudios para poder labrarse su futuro.

Para apoyar a estas niñas se puede hacer por medio de una transferencia a la cuenta de la Fundación de Kutxa Bank ES75 2095 0000 7091 1840 0112 o bien a través de su página web www.baltistan.eus.