PONERSE en la piel del otro es un ejercicio que ayudaría a entender mejor a las personas que nos rodean. Sin embargo, tal y como dice el refrán no hay más ciego que el que no quiere ver, ni más sordo que el que no quiere escuchar. Raquel Rodríguez es la directora y fundadora de Arymux, compañía de teatro y danza accesible para personas sordas y sordociegas. Se trata de un proyecto artístico a través del que pretende integrar públicos y crear espectáculos propios de teatro, danza, música, poesía y otras artes escénicas. A su vez, colaboran desde hace años junto a otros artistas (músicos, actores, bailarines, coreógrafos, poetas?) en diferentes espectáculos utilizando signos Internacionales y Lenguas de Signos de diferentes países. “Fue un reto dar vida a esta compañía, no tenía referentes, pero poco a poco, a base de esfuerzo lo estamos consiguiendo. Queremos llegar a todos los públicos, sin excepción. Tengo gente al lado que me apoya y que cree en el proyecto”, destacó, Raquel Rodríguez.

La artista granadina, afincada en Bilbao desde hace años ha trabajado muchos años con el colectivo de sordos como intérprete de signos, pero también cantaba. Un buen día descubrió la falta de opciones de ocio y culturales de las que pueden disfrutar las personas que no oyen o quienes viven en la oscuridad. “No estaba dispuesta a renunciar a ninguna. Quise unir los dos mundos; el del silencio y el del arte, el del ruido... Parecía imposible, pero no lo es. Se puede escuchar sin necesidad de oír y ver sin tener visión”, describió Rodríguez.

La directora de Arymux consigue con sus montajes romper las barreras del silencio, logra, con sus movimientos corporales traspasar la piel de quien se sienta al otro lado. “El mejor regalo que me han hecho después de un montaje es cuando un sordo me ha dicho: Qué bonito lo que he oído. Eso no tiene precio”, confiesa.

Rodríguez y su compañía trabajan con signodanza, una disciplina que consiste en la fusión de distintos estilos de danza con las lenguas de signos. Bailando el silencio es el nombre de un espectáculo de la compañía. “La investigación que estamos realizando de las múltiples posibilidades creativas, expresivas y de comunicación que ofrece la signodanza, parte de una perspectiva que permite a los bailarines con o sin discapacidad, integrar la música y las palabras a través de la lengua de signos en su movimiento; es una forma de fusionar estilos, públicos y lenguajes diferentes”, describió la artista.

Bailar el silencio, dotar de contenido los movimientos, ofrecer emociones y palabras que lleguen a todos los públicos. “No quería guetos, no quería crear montajes para un colectivo o para otro. Desde Arymux damos vida a los espectáculos para todos y de calidad”, añadió.

Las herramientas es el lenguaje universal de los signos; los movimientos corporales a través de los que te permiten adentrarte en lo más profundo del ser humano. “El camino se ha ido haciendo poco a poco”, dice Raquel. Para ello, en todo esa evolución ha sido clave empatizar con los colectivos con alguna discapacidad, para entenderles y saber cuáles son realmente las necesidades. “Conectar y comunicar es fundamental, pero no solo con las personas ciegas y sordas, sino con todos. Y para ello el arte te ofrece esa oportunidad”.