Odile Rodríguez de la Fuente se apasiona cuando habla de su padre, Félix. Acaba de llegar a las librerías un libro sobre él que Recoge sus reflexiones y su filosofía de vida y que va más allá del divulgador audiovisual que muchos tenemos en mente después de haberle conocido a través de reportajes como los que hizo para ‘El hombre y la Tierra’.

Félix. Un hombre en la Tierra, es el nuevo libro sobre Félix Rodríguez de la Fuente y lleva la firma de su hija pequeña, Odile, una mujer que hoy tiene 47 años, pero que cuando el divulgador murió tenía tan solo siete. Recuerda a su padre como un agitador de conciencias y un visionario de lo que estamos viviendo ahora. El día 14 de este mes se cumplieron cuarenta años de su muerte, ocurrida el mismo día en el que cumplía los 52. ¿Cómo viviría el amigo Félix el mundo actual? ¿Cómo se enfrentaría a los retos que exige el Planeta? Su hija tiene la palabra y muestra a un hombre que, queriendo cambiar el mundo, al menos cambió muchas conciencias.

40 años ya desde la muerte de su padre, Félix Rodríguez de la Fuente...

Y parece mentira, ¿verdad? De repente, nos vemos mayores cuando saltan estas noticias. Mi padre formó parte de la intimidad, de la infancia de tantos de nosotros, que da la impresión de que sigue vivo, pero no. Decir que han pasado 40 años desde que nos dejó es algo increíble.

Falleció un 14 de marzo, el mismo día en que había cumplido 52 años.

Visto con perspectiva parece un ciclo perfecto: nacer y morir el mismo día. Ha pasado con más gente, pero siempre que lo pienso me parece muy sorprendente y lo hace todo aún más mítico.

De haber vivido tendría ahora 92 años. ¿De qué forma vería Félix Rodríguez de la Fuente el mundo en el que estamos?

Creo que de haber seguido con vida estaría entregado en cuerpo y alma a preservar el Planeta. Lo estaría de igual manera a como lo estaba cuando vivía. Quizá incluso lo estaría más por la deriva que han tomado las cosas, y también diría que no sé si estaríamos igual de haber vivido él.

¿Usted cree que su padre habría podido cambiar el curso del deterioro de todo un Planeta?

Si él en veinte años cambió la conciencia de este país en 180 grados, seguramente hubiera dado el salto internacional y habría empezado a trabajar con más apoyos. En su día ya le estaban tirando los tejos desde diferentes países, Japón y Francia entre ellos, para invertir en sus producciones internacionales. Era una persona tan arrolladora, con tal capacidad de seducción, que por eso digo que quizá, si hubiera seguido vivo, no estaríamos en la situación actual.

Se podría decir que hemos hecho caso omiso a las indicaciones que hizo, ¿no?

Es que lo sorprendente es que mi padre ya dijo cosas en su día muy adelantadas a su tiempo, pero también al nuestro, al de hoy en día. Él comenzó en los años 50 a lanzar su mensaje y a trabajar en divulgación. Fue todo un visionario.

Y caló mucho en los ciudadanos que le seguían en sus divulgaciones.

Es verdad, pero esa fuerza la tuvo en vida. Aunque se le recuerda con cariño y muchos le reconocen como el que despertó la conciencia ecológica, su ausencia ha hecho que todo el movimiento que creó se haya ralentizado. En otros países surgieron más voces que también nos dijeron que estamos en un callejón sin salida que nos lleva hasta a la autodestrucción. Afortunadamente, en este momento hay cada vez más jóvenes que pertenecen a un movimiento posmaterialista, por decirlo de alguna forma.

¿Un movimiento desencantado de la sociedad del siglo XXI?

Es posible. Están desencantados con aquello que en nuestra generación se nos dijo que era la máxima, pero ellos se preguntan: ¿Para qué tanto consumismo? ¿Para qué tanto trabajar si no podemos permitirnos una vida de calidad? Es una juventud con una visión diferente de la vida.

Usted tenía siete años aquel 14 de marzo de 1980, ¿qué recuerda de ese día?

Son como fotogramas, sensaciones, emociones, momentos que saltan de vez en cuando. Recuerdo que fue mi madre quien nos dijo a mis hermanas y a mí lo que había ocurrido, que mi padre había muerto en un accidente. También recuerdo el caos que había en casa, el teléfono sonando, la radio puesta todo el rato? Te puedes imaginar. Hay cosas que no se me olvidarán mientras viva. La muerte de mi padre fue un punto de inflexión en mi vida infantil, fue un antes y un después, aunque supongo que eso ocurre en la vida de todos los niños cuando un padre o una madre mueren.

¿Seguir con su legado es recorrer la misma senda?

No. Mi padre anduvo mucho más de lo que he andado yo en mi vida. Él estuvo en el Amazonas, en el Orinoco, en Canadá y en prácticamente todo el mundo. Yo he tenido mi propio camino, mi propio recorrido, y tengo mi propio carácter y personalidad. No soy igual que él, pero eso es lo que él hubiera querido de un hijo suyo y de cualquier persona que le rodeara.

¿Cómo lo definiría?

¿Más allá de la figura del padre? Como un agitador de conciencias. Empoderaba a quienes le escuchaban porque les hacía cuestionarse las cosas y les hacía buscar su propia verdad, con su criterio. Estoy convencida de que a él no le habría gustado nada que yo fuera una Félix Rodríguez de la Fuente con faldas.

Félix. Un hombre en la Tierra. ¿Hasta dónde nos va a sorprender el libro?

Aunque el legado de mi padre se ha mantenido vivo, y lo estamos viendo con los actos de este aniversario, este libro va a sorprender mucho. Su trabajo está muy vivo ante la crisis climática y los retos que se nos plantean, pero sí es cierto que hay una parte de su labor que ha quedado más olvidada. Es su faceta filosófica, la de pensador? Félix. Un hombre en la Tierra muestra su cara más reflexiva y es un libro quiere ser una inyección de la esencia de Félix, de mi padre.

¿Con qué nos vamos a encontrar?

Con sus reflexiones y pensamientos, y también con muchos cuentos de su infancia, sus vivencias y sus experiencias. Es un libro que arroja mucha luz, porque ha sido una fuente de inspiración y de fuerza impresionante.

En su día, ver El hombre y la Tierra se convirtió casi en una obligación.

Tanto como obligación imagino que no, porque había más opciones para pasar un rato. Es cierto que los programas de mi padre obtenían más audiencia que el fútbol, y aunque no había obligación, la gente en los bares se callaba cuando él salía. Tenía un magnetismo que impresiona y estoy convencida de que a día de hoy sería exactamente igual.

Ahora hay muchos más medios de comunicación...

Sí, pero lo que él hizo en el medio audiovisual también lo hizo en la radio y en el mundo editorial. Su enciclopedia Fauna es el producto editorial en castellano más vendido en todo el planeta después del Quijote.

¿Se hubiera sentido cómodo en las televisiones que tenemos hoy?

Creo que el medio audiovisual siempre lo habría utilizado, pero como ya hizo cuando estaba en vida, y también todos los otros medios disponibles. Mi padre sería hoy un influencer de la naturaleza. Seguro que de vivir estaría conectado a las redes sociales, a internet. El hombre y la Tierra fue un revulsivo a nivel mundial en términos de técnica. Los documentales se estudiaban desde la BBC y desde otras productoras internacionales, porque eran la vanguardia en términos de tecnología. Hoy en día, de haber vivido, seguiría estando en la vanguardia tecnológica. Estoy convencida, y no es solo pasión de hija, que también.

Atesorará usted muchos recuerdos de su padre, ¿se quedaría con uno?

Me quedaría con un abrazo. Si tuviera cinco minutos con mi padre, estaría esos cinco minutos abrazada a él.

¿Cree que se puede salvar nuestro Planeta o está condenado a muerte?

Por supuesto que podemos salvarlo, y estoy convencida de que lo vamos a hacer. Mi padre, aunque es conocido como el amigo de los animales y el hombre que defendió la naturaleza, tenía una obsesión, que era el ser humano. De hecho, hoy él estaría dedicando su tiempo a hacer documentales sobre el ser humano; seguro que era la especie en la que estaría concentrado. Félix estaba rendido al fenómeno vital en toda su diversidad.

¿Desde una visión del hombre por encima del resto de las especies?

Él se veía en el espejo de la naturaleza, pero lo que más le asombraba era que hubiera una especie capaz de pensar, reflexiva, una especie capaz de verse a sí misma, y esa es el ser humano. Para mí padre era impensable que algo que era fruto de millones de años de evolución estuviera condenado a la autoextinción. Él siempre pensó que al final vencería la inteligencia humana y nos reconciliáramos con nuestra propia identidad, con la naturaleza. Somos naturaleza pensante, somos la prolongación de la naturaleza, y como tal deberíamos utilizar ese don para ser los custodios de la vida con mayúsculas.

¿Qué norma cree que puede salvar al Planeta de la deriva que ha tomado?

Reencontrarse a uno mismo a través de la naturaleza. En la sociedad actual vamos tan rápido, sufrimos tal bombardeo de información en general, y muchísima está en relación con el consumo, que estamos distraídos de nuestra propia existencia. Tenemos que hacer un ejercicio colectivo de cuestionarnos hacia dónde vamos.

¿Y cuál sería la dirección correcta en este camino?

La de buscar el bienestar humano, la felicidad de los individuos, y que la economía fuera un medio y no un fin para todo ello. La política también tendría que ser un medio para mejorar nuestras vidas en todos los sentidos. Tenemos que convertirnos en seres más libres, más conscientes y que vivamos en mayor armonía con el resto de formas de vida. La naturaleza no es algo ajeno a nosotros, no está separada de nuestras vidas. Los movimientos ecologistas pueden verse como la otra cara de la moneda de un consumismo exacerbado. No puede haber una visión dualista, la de los buenos y los malos; los que están salvando la naturaleza y los que se la están cargando. Tiene que haber un paso unificador. Hay un error de perspectiva.

Parece usted tan apasionada como su padre.

Ja, ja, ja? Sí, sí que lo soy, pero de una forma diferente. Los caracteres marcan a la gente, pero lo de la pasión es algo que llevo dentro y que él también tenía. No sé si será genético o si mi padre me impregnó de ella los pocos años que compartí con él, pero no podría imaginarme la vida sin pasión. Hay que darse cuenta de que esto es una única oportunidad y por eso no hay que dejar pasar la vida sin pasión. Pasión por todo y en todo.

PERSONAL

Edad: 47 años.

Lugar de nacimiento: Madrid.

Formación: Es licenciada en Biología, y también estudió realización cinematográfica.

Inicios: Odile aún recuerda el reportaje en una revista ya desaparecida, Garbo, en la que estaba en brazos de su padre y él decía que ella sería su heredera. Nunca lo olvidó y recogió el testigo que él dejó aquel 14 de marzo de 1980, cuando murió en un accidente de aviación en Alaska.

Trayectoria: Creó la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, proyecto que se vio truncado hace unos años por motivos económicos, pero no ha tirado la toalla y sigue al pie del cañón con el legado paterno. En estos momentos está volcada en el 40 aniversario de su fallecimiento y promociona el libro que recoge su pensamiento, Félix. Un hombre en la Tierra. Participa en la mayoría de los reportajes que se hacen sobre él y se ha impuesto la labor de divulgar su obra y su pensamiento.