El consumo de productos de proximidad, además de ser bueno para la salud, reporta interesantes beneficios económicos. De hecho, supone un ahorro para el bolsillo, al disminuir el precio final por el menor coste del transporte, y un impulso para las explotaciones del sector primario que operan en Euskadi, en buena parte de carácter familiar. Derivado de ello se favorecen la economía y el empleo en el sector, con lo cual, las ventajas son múltiples.

Así lo avalan desde Naciones Unidas, al confirmar que "los productos alimenticios asociados a su lugar de origen ofrecen beneficios a nivel económico y social para las áreas rurales, al tiempo que promueven el desarrollo sostenible, generando un valor comercial anual de más de 44.500 millones de euros en todo el mundo".

A este dato añade un plus económico la vinculación de los productos típicos de cada zona a su lugar de obtención y elaboración, ya que crea notoriedad para los productores y fabricantes de la localidad.

En base a lo anterior, el Plan Estratégico de la Gastronomía y Alimentación de Euskadi 2020 tiene como objetivo trabajar y avanzar en lo que denomina "las S de la alimentación y gastronomía vasca: Segura, Saludable Singular y Sostenible". Según se recoge en el mismo, "si algo caracteriza a nuestra gastronomía, y por ende a la alimentación, es el respeto por el producto de proximidad, por lo que toca comer en cada estación, la sabiduría técnica, la creatividad e innovación, la mezcla perfecta de tradición y vanguardia, y por supuesto, la cooperación y colaboración".

Para alcanzar este objetivo, desde el Gobierno vasco consideran necesario impulsar, promover y desarrollar la gastronomía y la alimentación de Euskadi a través del desarrollo de la industria agroalimentaria y gastronomía autóctona, en especial la que tracciona un producto local de calidad y saludable, que impulsa la sostenibilidad, la creación de una propuesta de valor turística excepcional, la conservación del patrimonio cultural, paisajístico y gastronómico y, asimismo, alcanzar cotas aún mayores de reconocimiento a nivel mundial.

Y ello desde una nueva óptica, el paradigma de Cadena de Valor de la Alimentación, desde la producción primaria hasta el consumo de alimentos, teniendo a las personas -consumidoras de los alimentos- en la centralidad de toda esa cadena y siempre atendiendo a las interrelaciones con otros sectores económicos, culturales y sociales.

Explotaciones familiares

En los baserris de Euskal Herria, durante los últimos cuatro siglos se ha practicado una agricultura de subsistencia hasta la reciente evolución en explotaciones agrícolas y ganaderas modernas, estas últimas basadas en el ganado vacuno, cuyo fin principal es la comercialización de la leche y de los productos hortofrutícolas y cada vez más, también de carne.

La explotación agraria familiar exigía un duro trabajo de todos sus componentes, absorbiendo en la práctica toda la fuerza laboral disponible del caserío. Sin embargo, con los años, numerosos jóvenes del mundo rural han optado por un estilo de vida diferente, ampliando su formación profesional hacia otros ámbitos y sectores, y derivando en muchos casos su futuro a la universidad, la industria y el sector servicios, con el trasvase del campo a la ciudad.

Apoyo institucional

Para evitar el debilitamiento de las explotaciones agrarias y potenciar el sector primario, desde las diputaciones forales de los tres territorios de la CAPV se viene haciendo un importante esfuerzo, encaminado a garantizar el relevo generacional en el agro vasco. Así, en los últimos años van en aumento las subvenciones destinadas a jóvenes agricultores que necesitan apoyo para modernizar sus explotaciones. De esta forma, los jóvenes pueden iniciar sus proyectos de empresa en el primer sector. Incluso reciben asesoría técnica para acometerlos en muchos casos.

A nivel europeo, el Feader (Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural) es el instrumento de financiación de la UE para la política de desarrollo rural. Este ente cofinancia parte de las ayudas, con el doble objetivo de la modernización estructural de las explotaciones agrarias y la introducción de nuevas tecnologías en los procesos productivos y, por otro, propiciar el rejuvenecimiento del sector productivo, impulsando el relevo generacional y la incorporación de jóvenes y mujeres al sector primario.

Un apoyo importante desde cualquier ámbito que llegue, dado el elevado envejecimiento de los titulares de explotaciones agrarias en Euskadi, que constituye una de las mayores debilidades estructurales del sector en esta comunidad. El reto es impulsar el relevo generacional hacia una agricultura sostenible.

Con todo, la pandemia del covid ha revelado el papel de los productores del sector primario como esencial. Ellos han estado al pie del cañón en los momentos más difíciles del confinamiento, abasteciendo con sus productos a la población y mostrando así su importancia creciente. Además, empujados por la situación de crisis provocada por el covid-19, un buen número de titulares de explotaciones ha tomado el ritmo de los nuevos tiempos y ha desarrollado la venta on line de sus productos de calidad.