La brasa como hilo conductor de una propuesta “muy nuestra”

La brasa es el eje central del negocio que divide el espacio en dos ambientes con la cocina vista. La zona delantera dispone de mesas a media altura, más informal, con carácter de street food urbano, que recuerda a las ciudades europeas más vanguardistas. Y ya en el comedor del restaurante, con una carta al uso, el emplatado viste de formalidad cada plato haciéndolo más especial. Es un espacio perfecto para sentarse a la mesa en un ambiente relajado y tranquilo.

Las carnes de cerdo ibérico de bellota y de ganado mayor con una maduración de 40 días en cámara deleitarán al comensal, con el chuletón a la brasa como estrella. Si bien los amantes del pescado tienen a pedir de boca un bacalao o una merluza, por ejemplo, apostando por los pescados salvajes de temporada. Como alternativa a la brasa, los guisos de rabo y de carrilleras y los txipirones en su tinta son el contrapunto.

Para maridar con tales sabores, en bodega el comensal puede elegir entre 60 referencias de vinos tintos de distintas D. O., 10 blancos diferentes, con varios txakolis... dando importancia a los vinos de la tierra.

El ágape puede culminar con unos postres caseros que encierran sorpresas como la tarta de queso con aroma de Gorgonzola, peras al txakoli con helado de queso Idiazabal, piña a la brasa con aromas de cardamomo y azafrán más helado de limones de Bakio...

Quien prefiera optar por las tablas de quesos del país degustará Idiazabal, Irati, azul de Iparralde y alguno de temporada. Todo un placer para poner el broche a una comida o cena en un local donde la decoración aporta un plus de modernidad, jugando con la iluminación y colores neutros.

Además de la carta hay opción de menú degustación y menú Sutan, de lunes a viernes a mediodía. En suma, una propuesta “muy nuestra en cocina y en vinos, como seña de identidad”, resaltan sus responsables.