Es una de esas calles cortas donde la vida se condensa aunque se diría que no hay espacio suficiente para que pase algo notorio. No en vano, Zankoeta nace en Luis Briñas y muere en la Avenida del Ferrocarril. Nada, cuatro pasos. Y sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX, fue testigo de cómo Bilbao sufrió cuatro epidemias de cólera. El Servicio de Desinfecciones se puso en marcha en 1884, primero en Abando y luego en Zabalbide, pero las protestas vecinales por su proximidad a las viviendas obligaron a trasladarlo a un lugar remoto. El último edificio de Desinfección comenzó su andadura cuando Indalecio Prieto y el jefe de Laboratorio Echegaray realizaron una visita de inspección al anterior que estaba en el callejón de Expósitos y emitieron un informe proponiendo que no se realizasen obras en él por los malos accesos y la cercanía del vecindario, considerando la construcción en un lugar más alejado. El proyecto fue encargado a Ricardo Bastida, ayudado en la parte técnica por Echegaray. El proyecto se realizó en 1916 y el fin de obra se debió de realizar en 1917, a tenor de la inscripción cerámica que reza en la chimenea del crematorio existente en el cuerpo central, una chimenea que salvó vidas. Se trata de un edificio de fachada realizada en ladrillo visto con inserción de cerámica profusamente decorada con diseños florales claramente modernistas. Basta con pasar a su lado para contemplar el contraste: la belleza que floreció en tiempos oscuros como aquellos, en plena noche para la salud de aquel Bilbao de entresiglos. Su función original, como está dicho, era combatir y preservar las epidemias que asolaban a una ciudad en la que muchos de sus habitantes atraídos por la pujante industrialización estaban sometidos al hacinamiento y con pésimas y peligrosas condiciones sanitarias.En el año 1919 el Ayuntamiento acordó la disolución del cuerpo de camilleros y encomendó el transporte de heridos y enfermos al servicio que, a partir de entonces, iba a ser llamado de Ambulancias y Desinfecciones. Es curioso que la motivación de este cambio fuera la motorización de ambos servicios y la necesidad de contar con chóferes y mecánicos duchos en el manejo de automóviles.

Entre los años 1920 y 1935 el centro de Zankoeta vive sus mejores años. Atendió una creciente carga de trabajo. En 1931 se incluyó la lucha para controlar la población urbana de ratas pero hasta los años sesenta no se comenzó a realizar una labor efectiva en este campo. La Guerra Civil (1936-1939) supuso un fuerte incremento de trabajo para el servicio. Bilbao acogió a un gran número de refugiados huidos de sus hogares, muchos de los cuales se vieron obligados a vivir en precarias condiciones de higiene. El Servicio de Ambulancias y Desinfecciones multiplicó sus actuaciones y fue una pieza importante en el dispositivo de prevención de enfermedades transmisibles organizado por el Gobierno vasco.

La situación comenzó a variar a partir de los años cincuenta, porque los avances de la medicina permitieron que las medidas de desinfección fueran cada vez menos necesarias. Todo lo contrario sucedió con la demanda de ambulancias que sufrió un incremento paulatino durante aquellos años.

En el año 1980, las ambulancias concentraban el mayor porcentaje de actividad del centro de Zankoeta, mientras que las desinfecciones constituían una actividad marginal. Cuando tuvo lugar su cierre definitivo, en febrero de 2009, solo dos personas prestaban servicio de desinfección y su actividad se reducía a tareas de desinfección en locales municipales o en la vía pública.

El edificio original en planta estaba divido en tres cuerpos edificados, el central con dos crujías y dos plantas en la parte delantera y dos cuerpos laterales de una crujía cada uno. La separación entre los diferentes cuerpos se realiza con sendos viales rodados. El diseño inicial viene dado por la intención de separar lo infectado de lo desinfectado. De ahí proviene la chimenea del horno de incineración que hoy en día aún se conserva, y que se ha mantenido en el nuevo proyecto junto con la fachada, ya que ésta goza de protección arquitectónica.

El edificio original es uno de los pocos ejemplos de arquitectura modernista en Bilbao, con referencia directa a la fachada del convento de las Teresianas de Barcelona, de Antoni Gaudí. Por contraste, frente al elegante edificio que hoy acoge el centro municipal de distrito de Basurto, se levanta el colegio público Basurto, ubicado en el nº 2 de la calle Zankoeta. En sus orígenes integró al alumnado de las desaparecidas escuelas Calvo Sotelo, sitas en el cuartel Reina Victoria, en La Casilla, por lo que por orden municipal del 21 de diciembre de 1960 tomó dicho nombre hasta 1982, fecha en que adoptó el actual de CEIP Basurto. En la actualidad imparte educación Infantil y Primaria y el 12 de noviembre de 2013 recibió el Premio Basurto a la Convivencia, otorgado por la asociación de vecinos del barrio, por favorecer la integración de alumnos de diferentes culturas. La calle, con la peatonalización de Sabino Arana, luce una nueva vida.

Considerando que la población del Distrito se ve notablemente incrementada con la construcción de nuevas viviendas, este nuevo centro pretende dar respuesta a todas las necesidades planteadas por distintas Áreas Municipales, incluida la creación de una Haurreskola con una superficie de 406,20 m² útiles y patio de juegos en la calle interna. El inmueble, de 2.322 metros cuadrados, a los que hay que añadir la superficie de las calles internas que ocupan 692,00 m², está sujeto a la protección básica de nivel C de conservación, por lo que tanto la fachada modernista como los cuerpos laterales, la chimenea del antiguo horno crematorio y otros elementos se han restaurado y mantenido.

El salón de actos se ha insonorizado con paneles fonoabsorbentes, también de colores. En el callejón acristalado crecen plantas de bambú, un arce y un magnolio, las variedades escogidas por la paisajista María Iza. El Servicio Municipal de Desinfecciones contaba en su interior con maquinaria antigua en buen estado de conservación que se utilizaba para el lavado y desinfección de ropa y otros enseres y que puede ser contemplada a modo de pequeña exposición situada en la entrada del centro.