EL Cineasta y productor vasco, nació en Bilbao, en 196 y fue considerado el alma mater de los Hermanos Ibarretxe (a fimales de los años 80 fundaron la productora Ibarretxe & Co...), un grupo que sumaba su nombre al de Esteban y José Miguel, con quienes colaboró habitualmente en el desarrollo de proyectos televisivos y cinematográficos. En verdad eran dos de los 10 hermanos de la familia. El mundo del cine les ha reconocido como los Hermanos Ibarretxe.

Cuentan las crónicas que en 1994 Javier dirigió la serie de televisión Las memorias de Karbo Vantas. Entre 1996 y 1997, se alió con tres de sus hermanos, Esteban (director), José Miguel (guionista) y Santiago (músico) realizaron su primer largometraje llamado Solo se muere dos veces, que contó con la actuación de Álex Angulo y Santiago Segura. Desde sus inicios, mediada la década de los ochenta, cuando participa en diversos cortometrajes, como Persecución Implacable, La Venganza del Artista Calvo e In Vino Veritas, hasta Las Acacias (Pablo Giorgelli, 2011), largometraje coproducido con Argentina y premiado en diversos festivales internacionales, como Cannes, Londres o San Sebastián, Javier Ibarretxe fue un pionero en la internacionalización del cine vasco. Promotor de una de las mayores producciones en la historia del cine vasco Sabotage (Esteban Ibarretxe, José Miguel Ibarretxe, 2000), una comedia de época, coproducción franco-hispano-británica y premio Ibaia a la mejor producción en Donostia 2001 que no hizo fortuna en las taquillas, llegó a ser nominado al Oscar, en 2005, como productor del cortometraje 7.35 de la mañana, dirigida por Nacho Vigalondo.

Está considerado como productor creativo con una visión de futuro poco común, buscó nuevas fuentes de financiación para el cine vasco. Un hermano con ingenio.No en vano, a lo largo de las últimas tres décadas, los hermanos Ibarretxe han logrado sostener una singular carrera creativa, no exenta de riesgo y de originalidad, en el cambiante panorama cinematográfico.

El thriller fantástico Los Ojos del Relojero, con guión de Aitor Zabaleta, quedó como proyecto inacabado de Javier Ibarretxe, una figura imprescindible del cine vasco, para el que el cine suponía la posibilidad de contribuir al relato de vidas imaginarias aunque, en ocasiones, paradójicamente resultaran más reales que las que se viven cotidianamente.

Falleció el 15 de abril de 2014 a la edad de 52 años, en el hospital de Basurto a causa de un cáncer de hígado. Se llevaba con él una intensa vida por delante.