MIRÉMOSLO, en un principio, con los ojos de un técnico para darle a, quien lo lea, una idea cercana de aquella construcción mayúscula. El Cinturón de Hierro de triste memoria y alegre esperanza aquellos días en que se ciñó a la cintura de Bizkaia consistía en dos líneas defensivas con una distancia entre ellas de entre 200 o 300 metros aproximadamente. Carecían de profundidad y protección por los flancos y estaban situadas en las cumbres de las colinas, apenas sin camuflaje alguno. Esta línea estaba compuesta de 180 complejos de búnkeres de hormigón reforzado con hasta 70 centímetros de espesor, equipándose, además, con baterías como la que se puede ver aún hoy en Punta Lucero.

Digamos que algunas partes de este perímetro defensivo incorporaban, además, pequeñas y poco profundas trincheras, las cuales estaban constituidas formando una línea recta y continua -lo que permitía el tránsito de tropas de un sector a otro...-, pero construidas con poca profundidad. La misma línea de trincheras carecía de protección suficiente ante ataques aéreos. De hecho la aviación de los sublevados la atacó con relativa facilidad desde sus primeras etapas de construcción, al punto que en la fecha de la ofensiva final de los rebeldes sólo el 28% de las trincheras estaba en condiciones óptimas de cumplir su cometido. Ya está descrito el mapa.

Como ven, ya desde su concepción el Cinturón de Hierro contaba con una serie de defectos que lo condenaron. Aquellas trincheras rectilíneas eran de fácil localización por la aviación y estaban mal protegidas frente a ataques aéreos. Sus nidos de ametralladoras estaban concebidos y protegidos contra artillería de calibre 10,5 cm, sin tener en cuenta que el enemigo empleaba un gran número de piezas de calibre muy superior. En último punto, resulta incomprensible pero las fortificaciones del Cinturón de Hierro no se apoyaban en obstáculos naturales existentes en la zona, que en el caso de Bilbao son numerosos. En definitiva, el Cinturón de Hierro tenía demasiados puntos débiles como para ser un instrumento plenamente efectivo. Dicho esto, todo se aceleró con la traición de Goicoechea. Esperen, esperen que pronto les cuento.

En septiembre de 1936, el recién creado Euzko Gudarostea, ejército dirigido por el Gobierno vasco presidido por José Antonio Aguirre y formado por batallones de distintas ideologías, se mantenía ante las tropas del General Mola tan solo en Bizkaia, la zona oeste de Gipuzkoa y parte del noroeste de Álava. La superioridad militar de los sublevados era patente. Para tratar de evitar la caída de Bizkaia en manos de los sublevados, el Gobierno vasco levantó el denominado Cinturón de Hierro, una línea defensiva estática, destinado a la defensa de Bilbao, siguiendo las instrucciones del general Alberto de Montaud y Noguerol.

Esta línea de trincheras y búnkeres respondía a la estrategia de defensa estática procedente de los altos mandos franceses en la Primera Guerra Mundial -después de esa guerra construyeron la célebre Línea Maginot...- compartida entonces por la mayoría de los estados mayores en ejércitos de muchos países del mundo. Como ejemplos de fortificaciones construidas bajo esa premisa durante esta época, caben citar la Línea Mannerheim en Finlandia, la Línea Mareth en Túnez, la Línea Sigfrido en la Alemania nazi, la Línea Metaxas en Grecia o la Línea XYZ en la propia guerra civil española.

En su construcción participaron trece arquitectos, doce ingenieros industriales, dos ingenieros de minas, un ingeniero agrónomo, tres aparejadores y dieciséis contratistas según queda registrado en los documentos de la época. Todos eran coordinados por el capitán de Ingenieros Alejandro Goicoechea, posterior propulsor del tren Talgo, y con la ayuda su ayudante, el capitán Pedro Murga. Trabajaron en esta obra 8.500 trabajadores habituales desde noviembre de 1936, si bien a inicios de 1937 esta cifra disminuyó sustancialmente a poco menos de 3.000 operarios.

Digamos que el Cinturón de Hierro, cuya verdadera denominación era Defensa Próxima de Bilbao o Cinturón de Bilbao, fue construido entre 1936 y 1937 por el Gobierno Provisional de Euskadi en un intento de defender Bilbao, en caso de un asedio del Ejército sublevado, conservando el aeropuerto de Sondika y el embalse de Zollo y protegiendo la villa del tiro de artillería. El trazado del Cinturón transcurría por los siguientes municipios? comenzando desde la costa de Zierbena: Abanto, Muskiz, Galdames, Güeñes, Sodupe, ?Gordexola, Okondo, ?Laudio, ?Arrankudiaga, Ugao-Miraballes, Arrigorriaga, Zeberio, Galdakao, Larrabetzu, Gamiz-Fika, Mungia, Loiu, Gatika, Laukiz, Sopela y Berango, reforzando el anillo Urduliz y Barrika. Fue el propio ejército franquista el que denominó la línea vencida como Cinturón de Hierro con ánimo de resaltar el mérito de su triunfo, denominación que ha perdurado hasta nuestros días.

La traición se llevó a cabo de noche en Ventabarri, según lo escribe la grafía de la época, en el puerto de Arlaban. Junto a él también dieron el paso otras personas. Una de ellas fue Unceta, hijo del marqués de Casa Jara, también natural de Elorrio. Goicoechea llevó consigo los planos del Cinturón de Hierro, sistema de fortificación de resistencia ante el avance de los militares golpistas y sus aliados. Lo llevaron del papel al terreno los capitanes Alejandro Goicoechea y Pablo Murga, que fue fusilado. El Cinturón se rompió el 12 de junio de 1937, en la zona de Gaztelumendi y Urrusti, entre Gamiz-Fika y Larrabetzu. La noche siguiente fue clave. Aquella noche, varios batallones vascos ascendían las laderas de Artxanda entonando el Eusko Gudariak.

Muchos gudaris y milicianos perdieron la vida en los duros enfrentamientos que se sucedieron entre los días 13 y 18 de junio de 1937 que tuvieron como escenario este espacio, entre los montes Ganguren, Avril, Santo Domingo, San Roke y Banderas. La madrugada del día 18 se perdía la última posición republicana, atrincherada en el Gran Casino de Artxanda y el 19 de junio de 1937 las tropas rebeldes entraban en Bilbao. Hoy existe un Itinerario de la Memoria que recorre algunos de los lugares de aquel Cinturón de Hierro cuyas hebillas saltaron. Aprieta visitarlo. Aprieta el corazón y el alma.