- Va a dar la cara por la actualidad, pero no dejará de ser el presentador de El cazador, un concurso diario que se emite en la tardes de La 1. Ríe diciendo que habrá días que salga mucho en pantalla y que, por lo menos, sus padres le han prometido verle en todos los formatos que intervenga. Mañana tiene un reto, Mejor contigo en el mediodía de la primera cadena de TVE.

Lo suyo es un no parar.

—Este verano ha sido un maremágnum de oportunidades y estoy muy agradecido a todos por pensar a mí. Estaba encantado con la renovación de El cazador y me ofrecen hacer al mediodía un programa en directo. Es un reto maravilloso y a los que hacemos televisión nos encanta.

Una parte de 'Mejor contigo' será el tiempo destinado a entrevistas, ¿un reto?

—Es una apuesta fuerte porque va a ser un programa en directo de más de dos horas. La parte novedosa va a ser la entrevista. Será después de la desconexión territorial.

Una entrevista previa al 'Telediario' parece una apuesta arriesgada. Es un formato que suele tener otras franjas horarias.

—Sí. Cierto. Va a estar guay, me estimula muchísimo. Y es verdad que es un formato para el late night. Va a tener las mismas condiciones que si fuera en esa franja: una mesita para el presentador, un sofá para el invitado o invitados y colaboradores, que normalmente van a ser gente cómica. Vamos a mostrar facetas desconocidas del invitado.

¿Y el resto del programa?

—Va a tener actualidad, debate... Va a ser un formato refrescante. Esto, junto la entrevista, es una apuesta para que el espectador se pueda divertir con una propuesta diferente. Imagínate, hacer un late night a las dos y cuarto de la tarde. Por dinámicas, por horarios, no puede ser un late night al uso. El experimento de la entrevista va a ser un reto. El resto va a ser un magazine basado en la actualidad. Vamos después de La hora de La 1 y seremos una ventanita de cosas del día a día. Me recuerda a aquel formato tan chulo que construimos en ¡Qué me estás contando! en ETB-2. Un programa en el que conseguimos un clima muy amable. Ese espíritu es el que pretendo que haya en Mejor contigo.

Por cierto, '¡Qué me estás contando!' ha dejado la parrilla de ETB-2.

—Me da mucha pena. Es un programa que fue girando. Me marché hace casi dos años y ha ido yendo hacia otros lugares. No era el mismo ¡Qué me estás contando! que creamos de cero. Me da pena, pero es la televisión: todos los programas tienen caducidad.

Vamos a dejar la televisión. Leer la Wikipedia a veces resulta instructivo. No sabía que había sido encargado de un restaurante griego en Australia.

—Sí, sí... Empecé de camarero haciendo cafés. Un amigo mío entró a trabajar de friegaplatos y el dueño, que era un griego gigante, le dijo: ¿No tendrás algún colega que haga café? Mi amigo le dijo que conocía a uno que hablaba inglés.

¿Hablar inglés y hacer cafés en un bar tienen mucha relación?

—Claro que no, en mi caso ninguna. Me pidió que hiciera un capuchino y un latte. Me salieron dos mierdas como dos pianos. Pero me aceptó. Me dijo que fuera una semana y que él me ensañaría a hacer cafés.

¿Aprendió?

—Sí. Terminé haciendo muy buenos cafés. Después de estar un tiempo en barra, me sacaron al restaurante y más tarde, como era un tipo resuelto, me pusieron de encargado con una chica libanesa. Fui muy feliz en aquella etapa.

Además, podía hacer surf, pocos lugares mejor que Australia...

—Vivía en Bondi, una playa de Sídney, y si trabajaba por la mañana surfeaba por la tarde, y al revés. Fui muy feliz, vivía prácticamente descalzo, yendo a la playa y currando en un restaurante pequeño, un lugar al que la gente le coge mucho cariño. Los dueños eran muy simpáticos y conocí a un montón de camareros de muchas nacionalidades, era la ONU.

Pongámonos en 2009, año en el que empieza en 'Sálvame'. ¿Había imaginado esa trayectoria?

—Jamás. Imposible. Cuando entré en Sálvame simplemente necesitaba trabajar. Estaba revisando butano con mi hermano, era un tiempo para echarle una mano a mi padre. No podía vivir de ello. Entré en la tele porque necesitaba un trabajo y era algo relacionado con el periodismo. Nunca he tenido aspiraciones concretas, ni sueños, ni grandes objetivos. Fui feliz mientras estaba en este programa aprendiendo a ser reportero, a entender el mundo del corazón y a entender la tele. Fue una escuela maravillosa donde aprendía mogollón. Luego me fui a ¡Qué me estás contando! Lo pasé muy bien y aprendí muchísimo.

Una vida profesional de sorpresas.

—Pues sí. Nunca pensé que iba a presentar un concurso en Televisión Española o que iba a tener mi propio programa al mediodía o estar a punto de estrenar La noche de los cazadores. Nunca he vivido de sueños, así que lo que llegue siempre estará bien. Si tuviera sueños concretos, tendría frustraciones enormes; nunca he tenido grandes aspiraciones.

Dígame. ¿Dónde vive usted ahora?

—De momento en Donostia. Pero ahora sí que va a ser difícil. Soy un tipo muy familiar y estar separado de mis hijos, de mi mujer, me cuesta mucho. Con el programa grabado de El cazador podía hacerlo, pero con un directo diario es muy difícil. Necesito verles. Soy una persona con los pies en el suelo y sé cómo va la tele. Mi movimiento a Madrid creo que va a ser natural y a medio plazo; pues Madrid, pero a corto no.

Experto en cambiar de residencia.

—Pero fíjate, el cambio más radical y el que más me afectó fue cuando nos fuimos de Donostia a Salamanca. Cuando mi padre decide que se lleva a toda la familia a Salamanca. Tenía 19 años, fue traumático. Dejé a mis amigos, mi casa y me fui a una ciudad que estaba lejos de la mía, que se llamaba Salamanca y que no conocía de nada.

¿Le costó?

—Pasado el tiempo tengo que decir que me adapté muy bien. A partir de ahí he demostrado una capacidad de adaptación impresionante. Me da igual donde viva, lo único que me importa es tener las condiciones para ser feliz. En Madrid se vive bien, en Donostia, espectacular; en Salamanca he estado a gusto. También estuvo muy bien Bilbao. En Australia estuve genial... Estaré bien donde me lleve el viento y mi familia pueda ser feliz.

¿Un presentador pendiente de las audiencias?

—Sí, claro. Todos los que nos dedicamos a esto estamos pendientes de los números diarios o semanales. Todos los que hacemos televisión somos esclavos de las audiencias; quien diga que no, miente. A nivel cualitativo nos gustan los mensajes positivos, pero a nivel cuantitativo nos gusta que nos vea mucha gente. Tú escribes para que te lean, ¿no? Yo salgo en la tele para que me vean. Vives por y para eso. Todos los días tienes un examen y da igual que el día anterior tengas un sobresaliente; si fallas después, no sirve lo anterior. Las audiencias son un guirigay de emociones, pero con el tiempo relativizas.

¿Qué hará con las tablas de surf?

—En Madrid no voy a poder hacer, cierto...

Ayuso es muy imaginativa, igual pone olas artificiales en El Retiro.

—Ja, ja, ja... Imagino que no. La playa más cercana está en Valencia. No sé qué haré con las tablas. A lo mejor las dejo en Donostia y es una disculpa para volver. Echaré de menos el surf en la Zurriola.

"Hacer un 'late night' a las dos y cuarto de la tarde. El experimento de la entrevista va a ser todo un reto"

"Estaba revisando butano para echar una mano a mi padre. Entré en 'Sálvame' porque necesitaba trabajo"