Pablo Rivero es para la mayoría Toni, el de Cuéntame, pero también es un escritor que este año acaba de presentar su tercer libro, Las niñas que soñaban con ser vistas, una historia que aborda la perversión moral del mundo internet. Es un thriller que muestra los peligros de dejarte ver y que otros te vean en un lugar donde abundan los delincuentes.

Acaba de presentar su tercer libro, Las niñas que soñaban con ser vistas,

Trabajando mucho y de continuo. A veces, sin parar. Los libros no solo me llevan el tiempo que invierto escribiendo. Están todas esas horas, y son muchas, en las que voy recopilando información sobre los temas que me preocupan y trazo las líneas por las que quiero que circulen las tramas.

¿Es usted disciplinado?

Pienso que sí, no me suelo distraer en mi trabajo. Ser actor implica una disciplina. Tienes que llegar cada día al plató con los textos bien aprendidos, ensayados... y para escribir un libro también tienes que mantener unas normas y seguir unas reglas de trabajo.

¿Actor o escritor? ¿En qué lado de la balanza pondría cada una de estas dos profesiones?

En un libro, en un escenario o ante las cámaras, lo que yo hago es contar historias. Como actor soy un vehículo de las historias que han escrito otros, y como escritor decido mis propias historias. Quizá me gusta más lo de ser autor. Puede que sea así porque de esa forma controlo lo que quiero contar y también los pasos que dan mis personajes, pero como actor también disfruto mucho. Al final, me quedo con las dos cosas. Estoy feliz haciendo lo que más me gusta, contar historias, sea como actor, sea como escritor.

¿Se diferencia esta novela de las dos anteriores No volveré a tener miedo y No volveré a tener miedoPenitencia

Son muy distintas. El código es el mismo y el estilo también. No es porque busque seguir una línea en el estilo, quizá es que no tenga otra manera de abarcar las historias. Todas ellas son muy turbias, pero a la vez muy diferentes. Trato de darles una estructura que atrape al lector. Voy dosificando mucho la intriga. Es una manera de dejar hasta el final cosas por descubrir.

¿Es el tipo de novela que le gusta leer?

Sí, por supuesto. Creo que cuando escribimos un relato o una novela vamos al género y al estilo que nos gusta a nosotros. He recuperado a algún personaje de la historias anteriores, pero no tienen un hilo conductor que para leer esta te obligue a leer las anteriores. Son independientes.

¿Por qué le apasiona tanto lo negro y lo turbio?

Porque es lo que me impacta y me obsesiona desde pequeño. Es ese miedo morboso que te quita el sueño pero quieres sentirlo más. Por muy turbio que todo te parezca, quieres saber más. Quieres saber qué puede pasar para que alguien cometa crímenes terribles. En los dos primeros libros hablaba más de lo que sucede en la mente de un parricida y me basaba en esos terribles sucesos que leíamos en los periódicos o que veíamos en televisión.

¿Y en Las niñas que querían ser vistas

Se habla más de la perversión moral. Entra en el mundo del internet más profundo y cruel, donde gente con mucho dinero se puede permitir los crímenes más turbios. La novela negra me permite profundizar en ciertos hábitos sociales y hablar de temas que me preocupan. Intento recoger el código del querer saber para luego hablar de cosas más sociales.

En la época que sitúa su novela, 2014, las redes sociales parecían más inocentes.

Bueno, era el momento en el que aparecían los blogguers, los influencer... gente que movía mucho dinero, muchísimo, y eso da poder. Es el relato de un mundo que cambia y que nos hace pensar en las enseñanzas que estamos dando a nuestros hijos.

¿Por qué son niñas las que soñaban con ser vistas?

Porque creo que las niñas son más vulnerables. Son las que más se mueren por tener muchos seguidores y en mi novela mato a esas niñas. Es mostrar hasta dónde estás dispuesto o dispuesta a llegar por tener seguidores. Las redes sociales son a veces una tapadera para delincuentes y criminales. Estas niñas se mueren por anunciar productos y no se dan cuenta de que ellas son el producto.

Hablemos de televisión. Veinte años en Cuéntame

Y ahora soy todo un hombre que tiene 40 para cumplir 41. Ja, ja, ja... Es una suerte haber podido continuar con el personaje de Toni. Él ha dado muchos saltos en la red a través de esta serie. Es un lujo. Ha sido un tiempo que se me ha pasado volando.

¿Y qué ha supuesto?

Una escuela constante. Yo aprendí la profesión contando historias del pasado. Me ha permitido estar ejercitándome de forma continua. Hacer ejercicio de interpretación de una forma tan intensa me la posibilidad, además de aprender muchas cosas, de poner en práctica todo lo que sé, que viene dado por las obras de teatro que he hecho. En la serie siempre me están poniendo retos. El mío es un personaje muy rico al que siempre le están pasando cosas, y yo disfruto con cada dificultad a la que me enfrento. Eso sin olvidarme de la estabilidad económica que me proporciona.

Y que es una gran ventaja a tener en cuenta.

Claro, porque me permite parar sin tener que esperar a que me hagan una llamada. Me permite escribir por placer. Antes lo decía: es un lujo en una profesión tan inestable como esta.

Algo que no se esperaría cuando daba los primeros pasos en la profesión.

Yo no era tan ambicioso como para esperar un proyecto como Cuéntame. Solo quería trabajar en esto y a la vez escribía guiones y relatos. A los 20 años no tenía ni idea de por dónde iba a ir. Me gustaba la interpretación, claro, soñaba con ser actor y sabía que iba a ser una carrera de fondo, pero nunca esperé ser popular o trabajar en una serie que se convertiría en un referente, como lo es Cuéntame.

¿No cree que le ha podido encasillar?

No, estoy seguro de que no. Nunca he tenido miedo al encasillamiento. Por suerte, en el teatro o en el cine los personajes que he hecho han sido muy diferentes a Toni Alcántara.

¿Será igual sin el personaje de Imanol Arias, Antonio Alcántara?

En Cuéntame se demuestra que todos somos prescindibles. La historia se cuenta por sí sola. Es el relato de la vida de una familia y en las familias hay separaciones. A veces mueren familiares. Creo que esta serie puede sobrevivir a todo. Creo que Imanol es la esencia, el personaje del padre, pero al final, por desgracia, los padres se ausentan y mueren.

Muchos auguran que esta desaparición empieza a marcar el fin de Cuéntame

No lo sé, podría ser, yo solo soy uno de los actores, pero si así fuera sería una lástima. Todavía hay muchas historias que contar.

¿Se ve mucho más tiempo en esta serie?

Si sigue y me motiva igual que hasta ahora, me veo el tiempo que dure. Nuestras vidas como personajes de ficción dependen de los guionistas, y a veces, por un motivo u otro, hay giros de guion que te pueden hacer desaparecer. Puede doler quedarte fuera, pero siempre debes estar preparado para salir de un proyecto. Todos sabemos que no hay nada eterno. Mientras me propongan tramas interesantes seguiré yendo a trabajar con ganas. Es que el personaje que tengo me gusta mucho. Ahora mismo me costaría muchísimo irme de Cuéntame.

PERSONAL

Edad: 40 años (11 de octubre de 1980).

Lugar de nacimiento: Madrid.

Familia: Tiene pareja y un hijo.

Trayectoria: Su fama le viene dada por un personaje que lleva interpretando desde 2001, Toni Alcántara, en Cuéntame cómo paso. Su primer personaje lo consiguió tres años antes en la película Café de puchero. Antes de llegar a la serie de La 1 pasó por otras de forma episódica: El comisario, Compañeros, La ley de la vida, Ciudad Sur, Paraíso o Antivicio, entre otras. Se ha prodigado en cine y en teatro.

Libros: Ha escrito tres novelas: No volveré a tener miedo, Penitencia y ahora Las niñas que soñaban con ser vistas.